domingo, 2 de abril de 2023

EL REGRESO DEL CHEVALIER D'EON A FRANCIA (1777)

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
el Chevalier d'Eon, 1792, retrato de Thomas Stewart

Nacido en octubre de 1728 como Charles d'Eon de Beaumont, fue un diplomático, espía y soldado francés que lucho en la guerra de los siete años. Cruzo el canal de la Mancha y llego por primera vez a Londres como parte de la embajada de Francia en 1762, ayudando a negociar la paz de parís, poniendo fin a la guerra de los siete años. A pesar de haber sido galardonado con la Croix de St.Louis, d'Eon no regreso a Francia cuando fue retirado de los negocios diplomáticos. Por el contrario desato un escándalo al publicar correspondencia secreta que revelo la corrupción ministerial francesa.

Sin embargo, el Chevalier se vio envuelto en otro escándalo, como relata el historiador Guy Beaton, d'Eon se vistió de mujer para seguir un romance con la reina de Inglaterra: “el caballero pasaba muchas horas en compañía de la reina Carlota, de la que era su amante. Pero una noche de 1771, cuando él se hallaba en los aposentos de la soberana, el rey Jorge III, entro de sorpresa”.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
El Chevalier antes de su transformación

Para salvar la situación, Cockrell, asistente de la reina, dijo al rey que d'Eon era en realidad una mujer, recordando cuando, en su época como espía en Rusia, trabajo como “lectora” de la emperatriz Isabel. Jorge III, profundamente enojado, escribió una carta al rey de Francia para informarle del fraude. Madame Du Barry, favorita de Luis XV convenció al rey de la conveniencia de mentirle a Jorge III, no solo para salvar la honra de la reina, sino también las relaciones diplomáticas entre Francia e Inglaterra.

Luis respondió en su real primo afirmando tajantemente y “probando” que el Chevalier d'Eon pertenecía al bello sexo. Esto tranquilizo de momento al Hannover, pero no impidió que continuaran las cábalas por cuenta del personaje, quien vivió holgadamente en Londres cambiando continuamente de atuendos y adoptando ora los masculinos, ora los femeninos.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
Una identidad tanto masculina como femenina
Los ingleses incluso comenzaron a hacer apuestas sobre este curioso personaje y la sexualidad del noble se convirtió en un negocio bursátil. d'Eon, terriblemente avergonzado, protesto y reto a duelo a los hombres que se burlaron de él, actitud que despertó grandes dudas en Jorge III. Cuando el rey de Inglaterra, sintiéndose confundido y engañado por el rey francés, amenazó con romper relaciones con Francia. Se le informo a d'Eon que, por decisión del rey, a partir de entonces debía comportarse y vestirse como una mujer el resto de su vida. En su última y desestimada suplica, d'Eon prometió al rey “guardar silencio sobre mi sexo. Nunca negare, incluso confesare, si es preciso, que pertenezco al sexo femenino. Pedir más seria una tiranía y una crueldad a las que no puedo someterme”.

Los ruegos del caballero no fueron escuchados. La muerte de Luis XV alivio al caballero del peso de tener que cumplir la condena, pero sabiendo que el rey de Inglaterra hacia sufrir un verdadero infierno a su  esposa, acepto finalmente vestirse como una mujer a cambio de una pensión vitalicia. “si me decido adoptar las ropas femeninas, quiero pasar desapercibido realmente por la gente ignorante –dijo el caballero- vestiré un vestido de luto y no de fiesta. Estoy dispuesto a someterme a la desgracia, pero no al ridículo”.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
Chevalier d’Éon y Mademoiselle Beaumont
Así, el joven caballero se convirtió en una mujer tierna, discreta, pudorosa y coqueta a los ojos de todos en la corte inglesa, pero su sacrificio para salvar el honor de la reina lo afligió tanto que estuvo enfermo durante un mes. Su estadía en Londres fue corta, pero difícil, especialmente al tener que sortear galanes que, enamorados de “ella”, hacían fila para pedirle matrimonio o tocar bajo sus faldas. Los ingleses, fervientes apostadores, lo acosaban en la corte y en las calles para suplicarle que mostrara sus genitales.

Cuando Luis XVI vino a conocimiento de la diplomacia paralela que llevaba su abuelo y de las andanzas del Chevalier, las desaprobó y ordeno liquidar todo el asunto. Pero el Chevalier estaba en posesión de importante documentación de estado y el nuevo monarca entro en negociaciones, para lo cual envió a Londres a Beaumarchais para recuperare todos los documentos, cartas, planos y libelos en poder  del caballero.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
Le Chevalier d'Éon, cuadro Atribuido a Angelika Kauffmann
Tras muchas vueltas, y después de catorce meses de negociaciones, se concluyó una transacción de más de veinte páginas, que estipulaba la entrega de todos los documentos sensibles, sin embargo se le ordeno seguir con su vida de mujer. Furioso, abandono Londres el 13 de agosto de 1777 y se presentó ante la corte con su uniforme de capitán de dragones. Una orden emitida el 27 de agosto de 1777 por el rey ordeno “dejare el uniforme de dragones que seguía usando y retomar la ropa de su sexo, con la prohibición de aparecer en el reino con cualquier cosa que no sea ropa de mujer”.

Durante los planes para su llegada, María Antonieta lo distinguió como el objeto de su atención, ordenando a Rose Bertin que hiciera al Chevalier un costoso ajuar de ropa de mujer y le envió un elegante abanico con la recomendación de que lo usara en lugar de la espada del caballero. La reina ordeno también que le dieran a d'Eon un curso intensivo de comportamiento femenino antes de su aparición en la corte, la siempre respetable Madame Campan consideraba al Chevalier “la peor compañía imaginable”.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
Impresión de retrato del Chevalier d'Eon (aquí llamado Chevalière d'Eon) de John Condé. Publicado en la Revista Europea, 1791 (detalle)
Quejas similares surgieron cuando d'Eon fue presentado a los gobernantes en noviembre de ese año. Versalles estaba lleno de curiosos por ver como se vestiría el famoso personaje para la ocasión; fueron premiados y horrorizados, por su apariencia hibrida. El caballero llevaba la cruz de St.Louis, que había ganado, como solo se le permitiría a los hombres, al servicio del trono. Según Leonard, d'Eon había estado pisoteando el palacio como el dragón que una vez fue, hablando “en las voces más masculinas” y mostrando “una especie de barba que, sino viril, al menos la simulaba maravillosamente”.

A los ojos de la reina, sin embargo, d'Eon parecía absolutamente encantador. Habiéndose rehusado a obedecer algunas de las estrictas demandas de genero de su posición, ella respondió cálidamente a esta persona que, caminando con la arrogancia de un hombre, sin embargo vestía de mujer frente a toda la corte, la reina elogio efusivamente el “nuevo uniforme” de  d'Eon y con burlona solemnidad lo declaró “Chevalier comandante de mi regimiento de faldas blancas”, ayudándolo así a mantener la transexual desnaturalizada  que era un emblema perfecto para la inversión de genero sugerida por la ingeniosa frase de María Antonieta: con su supuesto ejercito de mujeres, cuyas “faldas blancas” declararon fidelidad al estilo radical de Trianon.

Un año después, circularon rumores de que ella estaba presionando a Luis XVI para que nombrara a d'Eon como ministro de asuntos exteriores. Aunque estos rumores eran evidentemente falsos: d'Eon se había retirado silenciosamente a una casa de campo para evitar los “chistes y chismes” que inspiraba su identidad sexual indeterminada. Su proliferación había aumentado el temor de que los monstruosos gustos “alemanes” de la reina fueran ahora dando forma a la política monárquica en su nivel más alto.

Charles de Beaumont  Chevalier d'Éon
Alexandre-Auguste Robineau, El duelo de esgrima entre el Chevalier de Saint-George y el Chevalier d'Eon c. 1787-9, Colección Real, Londres
El encuentro más famoso del Chevalier  fue un combate de esgrima en Carlton House contra el Chevalier de Saint-George, en presencia del Príncipe de Gales en 1789. Los periódicos lo informaron con entusiasmo, señalando que:

"Mademoiselle d'Eon... aunque cargada, como ella misma lo declaró con humor, con tres enaguas, que se adaptaban mucho mejor a su sexo que a su espíritu, no solo esquivó hábilmente todos los ataques de su poderoso antagonista, sino que incluso lo tocó con lo que se denomina un coup de tems… Nada podría igualar la rapidez de la réplica, especialmente considerando que la moderna Palas está a punto de cumplir 60 años"

El Príncipe de Gales quedó tan impresionado que mandó hacer esta pintura del partido de esgrima, que ahora está en la Colección Real y, por supuesto, se hizo una impresión para aquellos que no habían tenido la suerte de estar allí.

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