Cuando llegue a aquel palacete encontré a la reina bebiendo
su café. Las cortinas blancas de su dormitorio con sus adornos de flores de
colores, los enormes ramos de dalias en sus vasos de cristal, la trasparencia
de los visillos bordados finamente, todo conspiraba por la mañana para hacer
olvidar el clima aburrido. Pero nada habría tenido ningún efecto sobre mí si no
hubiera sido por el encanto de su sonrisa… derramar una alegría, calor de oro
por encima de todo…
“qué bueno que has caminado hasta aquí para poder leerme a
mi aquí en el Trianon, y tan temprano en la mañana, no sé cómo darte las
gracias”
“me volvería a caminar mucho más lejos y con la mayor
voluntad, en caso de que su majestad así lo desee”
-farewell my queen - Chantal Thomas.
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