domingo, 1 de abril de 2012

EL ODIO DE MARIE ANTOINETTE HACIA EL CARDENAL DE ROHAN!


Antes de pasar a describir todos los acontecimientos que precedieron el asunto del collar. Pasemos a examinar el resentimiento que sentía maría Antonieta hacia el cardenal de rohan. este mundano y noble sacerdote no le hizo jamás daño alguno; hasta fue aquel que, cuando la entrada en Francia de la reina, le dio la bienvenida a la puerta de la catedral de Estrasburgo; Bautizó a los hijos de la reina y ha buscado todas las posibles ocasiones para acercarse a ella amistosamente. Hasta en lo más profundo de su ser no existe oposición alguna entre sus dos naturalezas; por el contrario, este cardenal de Rohan es realmente una copia masculina del carácter de María Antonieta; igualmente frívolo, igualmente superficial y gastador, y tan negligente en cuanto a sus deberes religiosos como ella respecto a sus deberes regios; un clérigo mundano, lo mismo que ella es una soberana mundana; obispo del rococó, lo mismo que ella es reina del rococó. Habría concertado excelentemente con las gentes del Trianón, dadas sus maneras cuidadas, su espiritual aburrimiento, su ilimitada prodigalidad, y probablemente se habrían entendido a las mil maravillas el cardenal elegante, bello, ligero, gratamente veleidoso, y la reina coqueta, bonita, jugadora y gozadora de la vida. Sólo una casualidad los convirtió en adversarios, pero ¡con cuánta frecuencia aquellos que, en el fondo, son entre sí muy semejantes se convierten en los más encarnizados enemigos!.

María Teresa fue quien actuó de cuña para apartar a Rohan y María Antonieta; el odio de la reina es herencia materna, un odio contagioso, nacido de la persuasión. Antes de ser cardenal de Estrasburgo, Luis de Rohan había sido embajador en Viena; allí había sabido atraer hacia sí el ilimitado enojo de la vieja emperatriz. Esperaba ella un diplomático y encontró frente a sí un presumido charlatán. La escasa capacidad intelectual del cardenal la habría aceptado gustosa María Teresa, porque la simplicidad del enviado de una potencia extranjera significaba un buen elemento en favor de su propia política. También habría dispensado el fausto de que se rodeaba el cardenal, aunque la enojara fuertemente que este vano siervo de Jesús hubiera entrado en Viena con dos carrozas de gala, cada una de las cuales costaba cuarenta mil ducados; una gran caballeriza, camareros y ayudas de cámara, guardias y lectores, maestros de ceremonias y de casa y corte, un abigarrado bosque de plumachos a innumerables sirvientes con libreas de seda verde: lujo que dejaba insolentemente en la sombra el de la corte imperial.


El espectáculo de un servidor de Dios que deja sus sagrados hábitos para irse, vestido de cazador, rodeado de admiradoras, a matar en un solo día ciento treinta piezas de caza provoca en esta mujer piadosa ilimitada indignación, la cual asciende hasta el furor tan pronto como observa que aquella libre, frívola y dispendiosa conducta, en vez de escandalizar, encuentra en Viena general aprobación, ¡en su Viena, la ciudad de los jesuitas y de las comisiones de costumbres! Toda la nobleza respira libremente en compañía de este noble y elegante fanfarrón; ante todo, las señoras, a quienes la severidad de costumbres de la puritana viuda amarga la existencia, se agolpan para concurrir a las alegres cenas del embajador.

«Nuestras mujeres, sean jóvenes o viejas, bellas o feas, están hechizadas por él. Es su ídolo; están plenamente locas, en tal forma, que el cardenal se siente extraordinariamente a gusto aquí y asegura que quiere prolongar su residencia aun después de la muerte de su tío el arzobispo de Estrasburgo.» Pero hay más todavía: la ofendida emperatriz tiene que ver como Kaunitz, su hombre de confianza, siempre fiel, llama a Rohan su querido amigo, y hasta su propio hijo José, establece también cierta amistad con el obispo: tiene que contemplar la emperatriz cómo aquel elegante señor seduce a la familia imperial, a toda la corte y a toda la ciudad, encaminándolos hacia su disoluto modo de vivir. Pero María Teresa no quiere que su Viena, severamente católica, llegue a ser ningún frívolo Versalles, ni ningún Trianón, ni dejar que se introduzcan en su nobleza el adulterio y el amancebamiento; tal peste no debe establecerse en Viena, y para ello es preciso que Rohan se marche. Carta tras carta van hacia María Antonieta para que ésta haga todo lo posible para apartar de la proximidad de su madre este «repugnante individuo», conduce la cólera de esta mujer reflexiva. Gime, grita hasta la desesperación, para que la «libren» por fin de este mensajero del Anticristo. Y en efecto, apenas María Antonieta asciende al trono, cuando logra, obediente a su madre, que Luis de Rohan sea llamado de su puesto en la Embajada de Viena.


Pero un Rohan, cuando cae, es para ascender. Por el perdido puesto de embajador lo elevan a obispo, y poco después a gran limosnero, la suprema dignidad eclesiástica de la corte, por cuyas manos son distribuidos todos los dones benéficos del rey. Sus rentas son inmensas, pues no sólo es obispo de Estrasburgo, sino landgrave de Alsacia, abad de la muy lucrativa abadía de Saint-Vaast, superintendente del hospital real, provisor de la Sorbona y además de eso, no se sabe por qué méritos, miembro de la Academia Francesa. Pero por muy poderosamente que se amontonen sus ingresos, siempre son sobrepujados por los gastos, pues Rohan, bonachón, aturdido y dilapidador, derrama dinero a manos llenas. Reedifica, gastando millones, el palacio arzobispal de Estrasburgo: da las fiestas más suntuosas, no es ahorrador con las mujeres, y, de todas sus fantasías, su amistad con el conde Cagliostro es de las más escandalosas, pues este señor es miembro de la francmasonería. Pronto no es un secreto para nadie que las finanzas del obispo se hallan en una situación extremadamente triste; con más frecuencia se encuentra a este servidor de Cristo en casa de usureros judíos que en la de Dios, y más a menudo en compañía de damas que en la de sabios teólogos.

Durante quince años, desde su primer encuentro delante de la catedral de Estrasburgo, María Antonieta, fiel al mandato de su madre, no le ha dirigido la palabra ni una sola vez, sino que lo ha tratado mal delante de toda la corte. De este modo tiene que considerar como un villano acto de venganza el que precisamente este hombre haya osado mezclar el nombre de la reina en un asunto de estafa; de todos los ataques a su honor que ha sufrido de parte de la nobleza francesa, le parece el más desvergonzado a insidioso.

domingo, 25 de marzo de 2012

RETAUX DE VILLETTE!

Armand gabriel retaux de villette (chuzelles, lyon 1759 – Italia 1797) era hijo de un aristócrata de menor rango. Su familia carecía de recursos financieros para asegurarle un puesto adecuado a su estatus en la vida. En una edad joven, retaux dejo su casa y se alisto en el ejército como soldado raso.

Retaux era un hombre alto de cabello rubio y ojos azules. Conocido por su amistad con Nicolás de la motte desde su infancia, y ambos entraron en la caballería de la guarnición de lunèville. Retaux fue relativamente educado y logro, con una buena v oz, la capacidades tocarla mandolina cas profesional y algo autentico para la caligrafía y la escritura. Fue publicado en algunos periódicos europeos como la “gaceta de Leyden”

En 1778 se traslado a parís y se representaba a sí mismo como el “conde de villette”, un titulo que en realidad pertenecía a su hermano mayor. Se apoyo, mediante la contratación de mujeres jóvenes para la prostitución en burdeles. Fue durante este tiempo que desarrollo un talento para la falsificación.

Parase bastante probable que tenía una relación con la esposa de su amigo la motte. Desde luego fue nombrado “secretario personal” de Jeanne. Retaux mismo admite en sus memorias que “amaba a la señora de la motte con desesperación”.

Retaux era cómplice en muchos de los planes de madame la motte, para utilizarlo para engañar al cardenal de rohan. Ella seguro que era ”desclaux”, el mensajero confidencial de la reina, creando apariciones de retaux dejando el trianon. Esto sería un elemento muy importante más adelante. Retaux desempeño el papel de forjador, escribiendo cartas a Jeanne en la mano de maría Antonieta, haciendo creer como si la reina codiciara el collar. En sus memorias añade que el cardenal de rohan estaba presente cuando se firmo el contrato del collar y sugirió que se añadiera “marie antoinette de francia”. Aunque es poco probable esta afirmación.

El señor retaux fue detenido para ser interrogado por la policía de parís sobre el tema de un número considerable de diamantes en su poder. De hecho escapo a suiza, pero cuando el escándalo del collar estallo, fue detenido en ginebra y arrastrado a la cárcel de parís.

el cardenal de rohan, el señor y señora la motte, la baronesa nicole de oliva, el ocultista cagliostro y retaux de villette fueron expuestos a un juicio por el robo del collar y el crimen de lesa majestad (falta de respeto penal contra la reputación de la reina, en este caso, refiriéndose a la arboleda de la escena de venus). el papel de retaux como falsificador y cómplice se hizo publico. el 31 de mayo de 1785, termino su juicio, con una sentencia a perder sus pertenecías y ser desterrado de Francia para siempre.

se traslado a Italia, donde vivió el resto de sus días en la pobreza, bajo un nombre falso, publico sus memorias y murió finalmente en 1797, a la edad de 39 años.

EL CONDE NICOLAS DE LA MOTTE

Marc antoine Nicolás de la motte (bar-sur-Aube 29 julio 1755 – parís 6 noviembre 1851). Era una maravilla, un hombre de físico esplendido. Era un caballero y un oficial de la caballería en la gendarmería. Con su mala conducta nunca logro un adelanto dentro de la caballería.
Estando residido en bar-sur-Aube en casa de su tío, conoció a la señorita de valois. Era un personaje animado, de gran alcance, y ella era de un carácter impetuoso y salvaje. Con quien se casaria el 6 de junio de 1780, el matrimonio fue sancionado por la protectora de crianza de la señorita, la marquesa de Boullainvilliers y el obispo de Langres, un viejo amigo (y quizás amante) de Jeanne.
La pareja dio a luz a mellizos, bautizados como jean baptiste y marc nicolas. Pero solo sobrevivieron unos pocos días.
La tristeza de la muerte de los bebes, el matrimonio no iba a ser feliz. Tampoco tenían mucho dinero a su nombre, ambos tenían el tipo de hábitos y delirios de grandeza. Aparte de eso, la señora la motte no era fiel, y probablemente tampoco lo era el señor. Nicolás se vio obligado a renunciar a la caballería después de lo que parece haber sido un romance entre su esposa y su comandante, el marqués de Autichamps.
Además la señora también sostenía una relación con su amigo de infancia, retaux de villette, un compañero en la guarnición. Con el tiempo se convirtió en secretario personal, era falsificador, un músico consumado e ingenioso.
Los mottes revoloteaban entre parís y versalles tratando de captar dinero con el linaje de la seora. La corona ya había dado pensiones a jeanne, a su hermana y a su hermano. La corona no estaba dispuesta a hacer más por los parientes muy lejanos que claramente no tenían control de sus finanzas. Con el tiempo la pareja comenzó a referirse a sí mismos como el conde y la condesa de la motte. No tenían derecho al título.
Madame la motte decidió finalmente crear un esquema de ganar dinero mediante la venta de su “influencia”. Todo lo que tenía que hacer era decirle a la gente de la corte que era una intima amiga de la reina. Ganarse el favor real era un gran negocio, ella se las arreglo para llevarlo a cabo en una escala mucho mas grande. Gracias a la influencia de su esposa, mediante el cardenal de Rohan, mas tarde obtuvo una comisión como guardia personal del conde de artois.Sea como sea en la elaboración del plan para robar el collar de diamantes inmensamente caro, el señor la motte fue parte de la trama. él fue sin duda parte de la farsa del bosquecillo de Venus. Pocos meses después de obtener el collar puso los diamantes en venta en Londres. A su regreso a parís se traslado a bar-sur –Aube y llevaron una vida despilfarradora con su esposa.
Cuando su esposa, Jeanne de la motte fue arrestada, el conde escapo de vuelta a Londres. Allí permanecería durante muchos años. Fue un juicio sensacional, que implicaba hurto mayor, suplantación de la reina y un cardenal de la iglesia católica engañado.
El señor la mote fue condenado en ausencia a la flagelación, la marca y el encarcelamiento de por vida en el galeras. Tras la toma de la bastilla y el comienzo de la revolución, regreso a Francia en 1792 donde el gobierno revolucionario lo libro de cargos. Ocupo diversos cargos y posiciones, en gran parte debido a la ayuda del conde Beugnot, quien era un miembro influyente de los sucesivos gobiernos.

domingo, 18 de marzo de 2012

ENTRA EN ESCENA LA CONDESA JEANNE VALOIS DE LA MOTTE!

En el centro de todas autenticas y verdadera comedia se encuentra siempre una mujer. La del asunto del collar, seria jeanne valois, hija de un noble arruinado y de una corrompida criada de servir, se crio como una sucia y abandonada mendiga que va descalza a robar patatas por los campos y que por un pedazo de pan guarda las vacas de los aldeanos.
Se habría envilecido gracias a la casualidad, de que a los siete años, le pidiera limosna en un camino a la marquesa de boulainvilliers con este asombro lamento: << piedad para una pobre huérfana de la sangre de los valois!>>.
Esta Jeanne es realmente hija legitima de Jacques de saint-remy, por su profesión de cazador furtivo, borracho y terror de los aldeanos, pero, a pesar de ello, un directo y autentico descendiente de los valois.
La marquesa de boulainvilliers, conmovida, lleva a la muchacha junto con su hermana más joven, y las hace educar, a su costa, en un pensionado. A los catorce años entra Jeanne como aprendiza en casa de una modista; después se hace lavandera, planchadora, aguadora, costurera de blanco y por último, es internada en un convento para doncellas nobles.
A los veintidós años escala resueltamente, con su hermana, las tapias del convento. Sin dinero en los bolsillos y el espíritu lleno de afán de aventura, emergen ambas en bar-sur-Aube. Allí Jeanne, se encuentra un oficial de la gendarmería, de una nobleza de segunda orden, Nicolás de la motte, el cual después de poco tiempo de quedar embarazada de mellizos se casa con él.

Jeanne solo tenía un pensamiento y una meta clara: subir. Primeramente se acerco a su bienhechora, la marquesa de bouinvilliers, y tiene la suerte de ser recibida por ella precisamente en el castillo del cardenal de Rohan, en saveme. Linda y hábil, aprovecha al punto la amable debilidad del galante y bondadoso cardenal. Por su mediación obtiene enseguida para su marido un despacho de capitán en el regimiento de dragones y el pago de las deudas contraídas hasta el día. El de la motte, ahora se concede a si mismo, por su propia plenitud de poderes, un título de conde y hasta libre de gastos. Jeanne se jacta con un nombre tan sonoro como el de “la condesa de valois de la motte”.

Ambos compinches alquilan en parís toda una casa en la rue neuve-sainte-gilles, les hablan a los usureros de unas inmensas propiedades, toman préstamo y llevan una gran vida de sociedad.La astuta embaucadora pisa Versalles, se coloca, con los otros pretendientes en la antecámara de madame elisabeth, y de repente cae desmayada. Todos se precipitan, su marido pronuncia su nombre retumbante, y refiere, con lágrimas en los ojos, que el hambre sufrida son las casa del desvanecimiento. Llenos de compasión, le son enviadas a su casa doscientas libras y la pensión de ochocientas a mil quinientas. Más adelante dan un nuevo golpe; un segundo desvanecimiento en la antecámara de la condesa de artois, un tercero en la galería de los espejos, por la que tiene que atravesar la reina. Por desgracia, María Antonieta, no sabe nada de esta ocurrencia y un cuarto desmayo en Versalles seria sospechoso. Así, ambos esposos regresan a parís con un botín reducido. Están muy lejos de haber alcanzado lo que querían. Se llenan orgullosamente la boca diciendo lo bondadosa y cordialmente que los ha recibido la reina, como a queridos parientes.

Ambos mendigos cargados de deudas, crean toda una corte en torno a sí, dirigidas por el llamado primer sacerdote, un tal retaux de billete, el cual, en realidad, no solo comparte sin titubear las bribonerías de la noble condesa, sino también su lecho; un segundo secretaria, Loth, hasta pertenece al estado eclesiástico. Pronto será tiempo de asestar un gran golpe.

domingo, 19 de febrero de 2012

EL ESTRENO DE "IFIGENIA EN AULIDE" (1774)


El primer ensayo que hace maría antonieta para ver si puede modificar la corte y la ciudad, sometiéndola a su voluntad, tiene, por suerte, un buen motivo. El maestro gluck ha terminado si Ifigenia y quería verla representada en parís.

Tiempo atrás en 1773, gluck tuvo que lidiar con madame du barry, que estaba a favor del italiano piccini. Ayudado por el propio Luis XV, ella reunió a un poderoso partido italiano y su primer acto fue gestionar la oferta para una nueva opera a piccini, a pesar de que ya se le había ofertado a gluck. Muchos panfletos, poemas y sátiras aparecieron, en el que ambos compositores fueron atacados sin piedad.

Para la corte vienesa, muy aficionada a ala música, esperan que la delfina allanare el camino. María teresa le ha recomendado a gluck, y la delfina experimenta una autentica y divertida simpatía por aquel hombre achaparrado, aparentemente rabioso, pero jovial en el fondo. María antonieta impone que la opera de gluck sea admitida y que acto seguido comiencen los ensayos.

En los ensayos el artista reprende con enojo a las cantantes, gobierna la opera como un tirano, atraves de las puertas cerradas se oye retumbar bulliciosamente su poderosa voz, docenas de amenazas con echar todo a volare y regresar a Viena, pero el respeto a su protectora la delfina evita más de un escándalo.

El 13 de abril de 1774 es la fecha del gran estreno. Entonces se pone enfermo un cantante y debe ser rápidamente sustituido por otro.  Toda la corte regresa a sus casas enojados a lo que el artista dice: “me es indiferente”, la primera representación es aplazada hasta el día 19.


La opera Ifigenia fue un triunfo político y moral para joven delfina. Según el biógrafo imbert de saint-amand:“cuando, al comienzo del segundo acto, el coro exclama: “vamos a cantar, vamos a celebrar nuestra reina”, todo el público giro hacia maría antonieta y la saluda con entusiasmo… como se anima por su alegria, como se ilumina por su sonrisa este gran palacio de Versalles, que sin ella, seria triste!”.

En palabras de la señora campan: “en la representación de “Ifigenia en Aulide”, el actor que cantaba las palabras: “vamos a cantar, vamos a celebrar nuestra reina!” fueron repetidas por la coro, dirigido por un movimiento respetuoso ante los ojos de su majestad. Reiterados gritos y aplausos, fueron seguido por una explosión de entusiasmo que muchos de los asistentes unieron sus voces a la de los actores… la reina, conmovida, se cubrió los ojos con un pañuelo y esta prueba de sensibilidad, elevo el entusiasmo del público con un tono todavía mas alto”.

La futura reina dio la señal de aplauso, gluck fue alabado, se declaro que había descubierto la música de los antiguos griegos.

maría antonieta escribe a su hermana: "hemos tenido, la primera representación de gluck, ifigenia y fue un triunfo glorioso... nada mas se habla que todo el mundo desea ver la pieza, y gluck parece muy satisfecho". maría antonieta ha impuesto por primera vez públicamente su voluntad a la ciudad y la corte.

el triunfo de ifigenia en Aulide fue seguido de Armide (1777) y ifigenia en Tauride. se dice que gluck compuso "armide" con el fin de alabar la belleza de maría antonieta y ella por su parte, mostró un profundo interés en le éxito de la pieza.

la princesa de lamballe escribió: "lo grande que fue el éxito de armide, nadie apreciaba esta obra mas que el compositor, estaba enamorado de ella. le dijo a la reina que el aire de Francia había rejuvenecido su capacidad creativa y la visión de su majestad le había dado un impulso maravilloso para el flujo de ideas, que su composición se había convertido al igual que ella, angelical y sublime".

domingo, 18 de diciembre de 2011

LA REINA Y SU AMOR POR LAS PUESTAS DE SOL!

  
Uno de los placeres de la reina, fértil en el escándalo, fueron los paseos de noche en las terrazas y en los jardines de Versalles, que se mantuvieron por varias temporadas consecutivasSe convirtió en un hábito de tomar un paseo al aire fresco, y muy pronto el tribunal comenzó a seguirla y los paseos nocturnos se convirtió en una especie de fiesta. Cadena de luces fueron colgados por los jardines, y una orquesta se sentó en la Orangerie para reproducir música.

Todos fueron a las alturas de Marly, y para evitar cualquier escándalo vinculado a esta expedición nocturna, la reina ordeno a su dama de honor acompañarla. en medio de este conjunto brillante, Marie Antoinette, de pie entre la princesa de Lamballe y la condesa de Noailles, exclamo: que bonito!, oh que bonito!.

Deliciosos conciertos al aire libre, con la luna llena, o el resplandor de abrir y cerrar innumerables lámparas, iluminando los paseos señoriales y las fuentes intermitentes, disipando la oscuridad suave de las masas. bajo el cielo libre, el viento fresco del verano, perfumado con la fragancia de flores de roció, jazmín y reseda, soplando alrededor.

En lo alto del nicho, la semblanza de un esfinge de Luis XIV observaba las bromas de los corazones jóvenes. el conde de Artois gritaba bon jour a la estatua de su abuelo. una noche el príncipe de Ligne se coloco detrás de la estatua y respondió al saludo. el conde Artois logro erizarse de miedo. el príncipe de Ligne dio su abrazo a la reina, que estaba encantadoramente feliz por esta inocente broma.


Sin embargo, al igual que el deseo inocente de la reina para ver una puesta de sol, sus paseos nocturnos se convirtió en una fuente de historias escandalosas. Se dice que María Antonieta estaba una vez, junto con sus amigas, en un sencillo vestido y un velo de muselina. Estaban sentadas en sillas en la terraza del palacio, escuchando la música, cuando un joven se sentó junto a ellas y trató de entablar conversación. María Antonieta, imaginando que el hombre no la reconoció a través del velo, hablo con él por unos momentos antes de pararse y salir con sus damas. Esta charla fue la luz inocente, por supuesto, hilado en una historia negativa que implicaba a la reina debe haber tenido una conversación con el hombre inadecuado.

“la gracia de la reina, la ligereza de su edad y el placer por la disipación, insinuaban a las personas que ha compartido la oscuridad que tenía preferencia por algunos de los que estaban a su alrededor –comenta el Abad de Veri- esta princesa se ve afectada debido a su edad… toda esta mala imagen cae sobre el pueblo, porque sus líderes circulan todo lo que se dice sobre ellos y los reproches largos se colocan en la cabeza ante las calumnias más absurdas. En este caso, la calumnia produce en la reina una reflexión que le honra”.

Según madame de Campan: “yo estaba en el momento que el rey, en presencia de dos de sus más fieles servidores, hablo con el señor de Maurepas del peligro que vio en la reina con estos paseos nocturnos en la terraza de Versalles, la crítica del público”. Es obvio que esta conducta, el rey no pudo apreciar las consecuencias fatales. Folletos proliferaron con tal audacia que incluso en su propio apartamento, sobre la cama, la reina encontró uno de estos manuscritos. María Antonieta corrió furiosa al rey, quien ordeno que el autor fuera castigado.

Esta conducta se considera el rey como impotente para defender el honor de la mujer que amaba con pasión. El rey, siempre tranquilizado por Maurepas, deseo ocultar a la reina estos tristes detalles que pudieran alterar la opinión que tenía sobre la nación francesa.

También circularon poemas abominables tales como "la reina del amanecer" que se distribuyo a través de parís, donde se dijo que Marie Antoinette no podía ocultar la alegría por la negativa de Luis XVI a tomar parte en estos paseos y que en un fútil pretexto se había desaparecido en la espesura del parque, donde por mucho tiempo permaneció perdida de vista: príncipe, señor o caballero, eres un Hércules en forma de Adonis!”. Los ataques satíricos en este punto eran, sin embargo, no más que una ducha de agua fría desagradable. María Antonieta se quedó con alternativas de llorar o hacer caso omiso de ellos. Las lágrimas fueron provocadas por la enorme injusticia de todos estos “boletines miserables” como ella los llama a su madre.

Cuando Marie Theresa se sorprendió por el “odio inveterado” que se manifiesta en este tipo de publicaciones en contra de “los austriacos, mi persona y mi pobre reina inocente”, su hija la insta a no condenar a toda una nación por los pecados de una banda de chismosos.

El príncipe de Ligne, un compañero de María Antonieta en el momento, escribió: "Fue así que arruinaron nuestras noches encantadoras e inocentes en la terraza de Versalles..."

domingo, 11 de diciembre de 2011

LOS PASATIEMPOS DE LA REINA MARIE ANTOINETTE

María Antonieta no era afecta a los asuntos serios. Leer una memoria, escuchar un informe, eras algo que estaba mas allá de sus fuerzas. En cambio no había dificultad para inspirarle una idea, un juego divertido, un entusiasmo que encontraba eco en la frívola pandilla de “amistades” de la reina, lo que imprimía a la política impulsos inesperados.

el juego de la gallina ciega
·En palabras de la señora Campan:
“la reina acudía al salón del duque y la duquesa de duras, un partido de jóvenes brillantes se reunieron en torno cada noche. Ellos introdujeron el gusto por los juegos sin importancia, tales como preguntas y respuestas, “panpan guerre”, gallina ciega y sobre todo un juego llamado “descampativos”. El pueblo de parís, que criticaba a la aristocracia, sin embargo imito las costumbres de la corte, se infectaron con la manía de estos juegos infantiles”.

·En una carta del embajador Mercy a la emperatriz maría teresa, marzo 1780:
“se han introducido a la corte, debido a su naturaleza infantil y ruidosa, no son adecuados para la contemplación que normalmente se asocia con la cuaresma, y menos aun a la dignidad de las personas que participan en ellos.

Estos juegos son similares a la gallina ciega, y culmina con la entrega de una prenda que luego es rescatada por alguna penitencia extraña, la gran actividad a menudo se prolonga bien entrada la noche … es sorprendente ver que el rey le gusta y se entrega a las frivolidades en un momento tan grave para el estado como el actual.

La reina está de acuerdo en que esto debe tener un efecto negativo en la opinión pública. La augusta princesa no tiene un gusto especial por estos juegos y se presta a si misma a partir de la bondad, pero el publico injustamente se los atribuye”.