miniatura de la Duquesa de Polignac. En exhibición: Galería de Arte Lady Lever |
Sin embargo, hasta ese momento la influencia de Madame
Polignac era completa. Mientras tanto continuemos con el abuso! El clan de los
Polignac fija sus ojos en la finca en Chambord. Se necesita un pretexto, por
ejemplo proponer al rey convertirlo en una ganadería, dárselo al conde Artois
y, en consecuencia, dárselo al marqués de Polignac, tío del duque Jules y
primer escudero del príncipe… esta hecho!
El marqués de Polignac se apodero inmediatamente de todo Chambord.
La llegada del conde Artois se anuncia periódicamente. Allí se transportan
muebles de la corona; se extraen alegremente cien mil libras del tesoro real
para la poda de caminos en el bosque y su mantenimiento; otros fondos cubren la
reparación de los juros perimetrales del parque. Traen los mejores sementales
de Europa, entre otros el Barbari, que cuesta nada menos que ciento cuarenta
mil libras, el mejor de su especie; se restaura todo el castillo, anunciando la
llegada del príncipe cada dos semanas para acelerar la obra; las acequias se
secan, se curan, se higienizan, se limpia el rio, se restaura el puente. Los
lacayos le sirven al marques con la librea del conde Artois. Jules, que no se
olvida de sí mismo, recibe la supervivencia de su tío.
Se habló de un nuevo matrimonio con los Jules. La señorita
de Matignon, que tienen esperanzas de más de doscientas mil libras de ingresos
en hermosas tierras, en Normandía y en Bretaña, un ingreso inmenso que se prometió
duplicar pronto, es nieta del barón de Breteuil. El hijo del duque de
Montmorency y Armand, el de la duquesa de Polignac, están en las filas. El
señor de Montmorency asegurara a su hijo una clara y sólida fortuna, al contrario,
el hijo de Madame Polignac tendría cerca de cien mil coronas de renta y el tono
de amenidad de la duquesa y la dulzura del duque su marido “prometen a su nuera
días felices”. Mercy no ve sin preocupación el lado político de tal alianza que
aseguraría al señor Breteuil al apoyo del clan Polignac para llegar al
ministerio.
LAS NUBES SE ESTÁN CONSTRUYENDO
La duquesa también promete obtener del rey una pensión de
25.000 libras para el señor O´dunne. En Chamfort, Madame Polignac tenía un
certificado de secretaria ordinaria y de gabinete emitido por Madame Elizabeth,
hermana del rey y que sentía un cariño especial hacia Madame Bombelles. Días más
tarde esta última pude darle la feliz noticia a su esposo: “la duquesa de
Polignac lo está haciendo muy bien. Su favor, gracias a Dios, es más brillante
que nunca”.
El matrimonio entre su hijo Armand y la señorita Matignon, nieta del barón de Breteuil, que solo tiene once años, habiendo sido detenida durante mucho tiempo, la duquesa pidió recientemente al barón la entrega de su nieta a él. Yolanda agrego que tenía la intención que su nuera tuviera la supervivencia del lugar de institutriz de los hijos de Francia. Por lo tanto, sería deseable ponerla en contacto cuanto antes con los príncipes… la señora de Matignon respondió que no se separaría de su hija hasta que se casara.
El duque Jules, que parece creer que ahora todo debe
someterse a su voluntad, se ofendió por esta negativa y rompió el compromiso de
los jóvenes. El barón de Breteuil le dijo a la duquesa que espera que esta
ruptura no provoque ninguna disputa entre ellos. Yolanda respondió, bastante enérgica:
“solo peleas de amigos”. Desde entonces, mucha gente cree que el puesto de este
ministro pronto quedara vacante. Ya se anuncia pronto el matrimonio de Armand
de Polignac con la señorita de Sully, heredera del duque de Sully y del marqués
de Poyanne, sus dos abuelos. La señorita de Matignon, por su parte se casara
con el hijo del duque de Montmorency.
Una caja con retrato en miniatura, probablemente de la "Duchesse de Polignac" París, siglo XVIII, (Ignazio Pio Vittoriano Campana) |
María Antonieta estaba furiosa por el descaro del conde
Vaudreuil que se atrevía a pesar por encima la autoridad del rey. La reina no
le gusta mucho el conde “que llena demasiado un corazón (el de Yolanda) donde
nunca habría encontrado su lugar demasiado grande” Pero oculta su enojo. Una mínima
idea de decoro, de tacto, de razón, tendría que haber ordenado a María Antonieta,
dadas las circunstancias, que se mantuviera apartada de todas comedia de este
señor Beaumarchais. Pero como una sonrisa de su Polignac es más importante que
toda la autoridad de su esposo, comete la imprudencia de presionar para que
esta obra sea representada en el teatro del rey.
ECLIPSE DE UNA AMISTAD
El increíble asunto del collar de la reina oculto otro escándalo
en el que el nombre de los Polignac se vio envuelto. El duque de Polignac con
grandes propiedades en Gascuña quiere obtener el monopolio de explotación de
todas las tierras costeras del Garona y del mar de Guyena. Al fundar una “compañía
de Alluvium”, el rey le otorgó la propiedad de todas las tierras, así como aquellos
cuyos inquilinos tienen escrituras de propiedad en buena y debida forma. Inmediatamente
se impuso un censo a todos los propietarios legítimos y estableció un impuesto
a los residentes sin títulos acreditados. “los ánimos están muy acalorados en
Burdeos, sobre el tema de las cartas patentes que ordenaron la verificación de
los títulos de los residentes del mar y el Garona”.
Tras el registro
forzoso de “esta monstruosa violación de los derechos adquiridos, la mayoría de
las veces desde tiempos inmemoriales”, y el parlamento de Burdeos emitió una
nueva sentencia de defensa. Luis XVI tiene la intención de reducir esta sedición
obligando a los señores del parlamento a venir a versales para romper bajo su
ojo este juicio. Toda Guyenne está en crisis y su gobernador, el mariscal
Mouchy, fue relevado de su puesto.
el duque Jules de Polignac |
El señor Polignac un poco alarmado hace grandes esfuerzos para
acreditar su desautorización de su participación en la “compagnie des Alluvions”.
“el ministro de guerra no le quiere –dice la correspondencia secreta- porque
tiene miedo de elevarlo a puestos que podrían llevarlo a sucederlo; pero el barón
de Breteuil, que contribuyo a la elevación de la familia de Segur, irritado por
la resistencia del ministro, lo amenazo en términos muy enérgicos con la animadversión
de las protectoras (Madame Polignac y la reina) y con la pérdida de su puesto
ministerial”. El asunto está concluido, el duque de Polignac fue una “victima”
de terceros, quien sabe sus nombres! A quien
le interesa?. El rey tendrá cuidado de conservar la propiedad de los individuos
como la de sus propios dominios.
Luis XVI se prepara para dotar al duque de un nuevo cargo. El puesto de gran maestro de correos y relevos de Francia había quedado vacante
desde que Luis XV se lo había quitado al duque de Choiseul durante su desgracia.
El señor Ogny, magistrado de integridad, cumple sus funciones bajo el titulo
subordinado. Este lugar, que es considerable en términos de ingresos, es a la
vez de gran importancia por la “apertura de cartas” que conlleva.
“se dice que en la época de Luis XV –dice el conde De La
Mark- la aperturas de cartas había servido para avivar la curiosidad del rey
por todos los intereses privados de la familia. Pero estoy seguro de que con la
llegada de Luis XVI, esta parte de la vigilancia de la política se había restringido
a lo que solo concernía a los intereses del estado y la tranquilidad pública…”.
Ahora que la familia de Polignac ha alcanzado la cima del favor, ¡aspira a poseer
el gran dominio de correos! La reina, presionada por la duquesa, ha realizado
varios intentos con el rey.
Luis XVI acabo prometiendo el lugar al duque de Polignac,
pero sin la parte del correo. Esto quedara por separada para el señor Ogny, que
trabaja solo con el rey para informarle. Luis XVI le dijo a la reina que el
secreto de las letras es demasiado importante para confiarlo a alguien que vive
en el gran mundo y debería permanecer a alguien cuya discreción y sabiduría conocemos.
La reina, convencida por estos excelentes motivos, le dijo al descontento
Polignac que el caso estaba cerrado.
LA ESTRELLA DE DESVANECE
El contralor general practica una política de expedientes
usando y abusando del préstamo. La crisis económica y financiera amenaza cada
vez más, en agosto de 1786 Calonne propone reformas drásticas para unificar la administración
de las provincias, aligerar los impuestos y las costumbres internas, reducir
los gastos de la corte, establecer la igualdad fiscal… oponiéndose a toda la
camarilla cortesana. Solo puede contar con sus protectores los Polignac y especialmente
Vaudreuil, el cual la reina le es ferozmente hostil.
En este año decididamente fatídico, el crédito y el favor de
Yolanda parecen estar disminuyendo gradualmente. Su estrella se desvanece: “su majestad
parece tener por esta dama solo el respeto debido a su nacimiento”. Si la reina
ya no va tan fácilmente a la casa de su amiga, es porque “los Polignac no muestran suficiente preocupación en su casa para reunir a las personas que mejor
encontraría María Antonieta allí”. Las cosas habían llegado al punto de que la
reina, antes de salir de su casa para ir a la de Madame Polignac, siempre
mandaba informar a uno de su ayuda de cámara el nombre de las personas que
estaban allí, muchas veces se abstuvo de ir según la respuesta.
María Antonieta acabo declarando a la duquesa un buen día su
pesar por encontrarse en casa con determinadas personas que no le agradaban. “creo
que, debido a que su majestad está dispuesta a venir a mi salón, esa no es una razón
suficiente para que pretenda excluir a mis amigos” –respondió Yolanda. Estas crueles
palabras sonaron como campanas doblando a difuntos en los oídos de María Antonieta.
Así fue como la reina se alejó cada vez más del salón de Madame Polignac y adquirió
el hábito de ir al de la condesa de Ossun, su dama de compañía.
Mucha gente en versales nota con satisfacción este cambio de
actitud interpretado como el inicio del declive a favor. Pero la confianza de
Yolanda a su amiga la hace despreciar las cábalas. Cuando alguien le advierte
que tenga cuidado con tal o cual persona a quien la reina parece distinguir,
ella responde con esa calma que nunca la abandona: “estimo demasiado a la reina
para sospechar que quiere alejarse de mí. A quien ha elegido y cuya ternura y devoción
le son bien conocidas. No temo que me arrebaten el corazón; pero si la reina
dejara de amarme, lamentaría la perdida de mi amiga y no emplearía ningún medio
para preservar las bondades especiales de ella, no sería más que mi soberana”.
Virginie Ledoyen es Madame Polignac en "Les Adieux a la Reine" dirigido por Benoit Jacquot (2012) |
Pero esta vez de nuevo, Madame Polignac no puede soportar lo
que considero una injusticia; ¡y la noticia de su renuncia causo sensación! La corte
y la ciudad se pierden en conjeturas. Incluso se difundió el rumor de que la
duquesa de Duras reemplazaría a Madame Polignac como institutriz de los hijos
de Francia. “su sociedad está alarmada, la reina avergonzada. Se instó al rey a
conservar la institutriz de sus hijos permitiéndole un viaje a Inglaterra en la
primavera, y aceptando su renuncia entre tanto; salvo devolvérsela a su
regreso. Así, Madame Polignac salió de esta lucha con alguna ventaja, María Antonieta
no le perdonó en el fondo de su corazón. La ex favorita no dejo de mantener la herida
abierta y solo se salvaron las apariencias” –señalo Saint-Priest.
Esta injusticia la vive muy mal la duquesa, desde hace tiempo ha
querido por motivos de salud, dejar este puesto de institutriz y sus médicos, según
Diana de Polignac, le aconsejan que vaya a tomar las aguas de Bath. Sus majestades
no quisieron oponerse al viaje indicado y que cuando regresara se ocuparía de
hacer menos doloroso su lugar.
Mientras crece la miseria publica y se arruina el país, llueven
sobre los Polignac honores, cobros, pensiones… este espectáculo escandaliza y
crea un vacío alrededor del trono. “desde la corte –escribe Pierre de Nolhac-
el descontento se extiende a la ciudad, luego a la provincia, pasa a la burguesía
y al pueblo, y el nombre de Polignac pronto está en boca de todos, cantado,
maldecido, acompañado del nombre de la reina”. Un grabado titulado “Madame
Polignac y su clan, que oculta la miseria del pueblo al monarca y la reina” muestra
a la duquesa cerrando los ojos de María Antonieta con la mano, mientras una de
sus amigas cubre los ojos con una venda sobre los de Luis XVI.
Mientras que otro designa a Yolanda, una autentica sanguijuela hambrienta, como “el objeto demasiado indigno de la ciega ternura: esta infame duquesa, cuyo alto rango y vasta fortuna, estaría todavía con ella enterrada en el polvo, sin los generosos sentimientos de su soberano”.
Un grito: ¡que la reina destierre a la duquesa!
Según Mercy la reina ya no preocupa por su vieja amiga excepto
“por la fuerza de la costumbre, por el miedo al aburrimiento y por la necesidad
de disiparse”. Y el embajador para afirmar, de mala fe, que su amistad con
Madame Polignac es la única falta que reconoce María Antonieta.
El 21 de septiembre de 1787, durante los disturbios
parlamentarios, se distribuyeron panfletos anti realistas, se encendieron
hogueras y se quemó allí en efigie a la duquesa. A su regreso de Inglaterra Yolanda
encuentra todavía terriblemente montada en su contra: es ella misma la que le
ruega a la reina que no vaya a su casa en público, para dejar de mostrar esa
familiaridad que tanto las perjudica. “con su exquisita delicadeza de corazón,
la reina responde que no quiere que la gente piense que es fría con respecto a
su amiga. Esta última responde a su vez: “no le temo mientras su majestad
conserve su bondad hacia mí”.
La reina se rinde y ya no va a casa de Yolanda salvo cara a cara, por ejemplo para ver a sus hijos jugando con los de su amiga. Frente a la corte se tiene el respeto debido a su rango ¿Cómo no reconocer que este distanciamiento es al mismo tiempo, un adiós a la propia descuidada juventud? están terminadas las horas sin preocupación, están terminados los días de Trianon.
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