sábado, 1 de agosto de 2009

EL GUSTO DESMEDIDO DE MARIE ANTOINETTE POR LA MODA

el toilette de Marie-Antoinette
¿Cuál es el primer cuidado de la reina del rococó cuando se despierta por las mañanas en su palacio de Versalles? ¿Las noticias de la ciudad y del Estado? ¿Las cartas de los embajadores, el saber si han vencido los ejércitos o si se le ha declarado la guerra a Inglaterra? En modo alguno; María Antonieta, como de costumbre, no ha regresado a casa hasta las cuatro o las cinco de la madrugada; ha dormido pocas horas; su inquietud no necesita de mucha quietud. El día comienza ahora con una importante ceremonia. la camarera principal que tiene a su cargo el guardarropa de la reina, penetra en la cámara con algunas camisas, pañuelos y toallas para la toilette matinal, llevando a su lado a la primera doncella. esta se inclina y tiende a la reina un libro en folio, en el que están colocados, sujetas con alfileres, un muestrecilla de cada uno de los trajes existentes en el guardarropa. Marie Antoinette tiene que decidir que traje desea ponerse aquel día. elección dificultosa y rica en responsabilidades, porque para cada estación están prescritos doce nuevos trajes de gala, doce vestidos de fantasía, doce trajes de ceremonia, sin contar los otros cientos que son adquiridos todos los años. habitualmente, la elección dura largo tiempo. ¿imagínense que seria para una reina de la moda llevar el vestido dos veces? un pecado mortal!...



Cuando Maria Antonieta  llega de Austria a Francia, acoge los nuevos estilos y modas como forma de mostrar su sincera dedicación a su nuevo país. además angustiada por no poder dar a luz a un heredero, María Antonieta buscaba desahogarse en la vida material. La moda fue quizás lo que más le gustaba.

"madame mi querida hija,... he visto los dibujos que muestran como se viste, se nos muestran trajes tan exagerados que yo no puedo creer que la reina, hija mía, debe usar ese estilo".(Marie Teresa, 30 mayo 1776)

El embajador Mercy trató de advertir en contra de estas extravagancias: "No he de ocultar de Su Majestad -escribió a Maria Theresa- que en las actuales condiciones económicas habría sido más prudente evitar ese enorme gasto". En cualquier caso, nadie puede negar que la nueva reina parecía totalmente radiante en sus magnífico ropas y joyas.

Vestidos, joyas, diademas, peinados, zapatos, sombreros... todo era del agrado de la Reina, que invertía sumas desmedidas por obtener la última tendencia y mostrarse con toda En aquella época, la vestimenta era una cuestión de honor, de dignidad. Y en ella mas que nadie, un símbolo de poder. Es innegable que impuso tendencia en su época, introduciendo nuevos diseños.

En palabras de la señora campan: "la habilidad de la modista, que fue recibida en el hogar, apesar de la etiqueta que restringía su acceso a él, le dio la oportunidad de introducir alguna nueva moda todos los días. hasta ese momento la reina había mostrado un gusto muy sencillo en el vestir, ahora comenzaba hacer de ello su ocupación principal, la cual fue, por supuesto, imitado por otras mujeres".

Una escena de "Les adieux à la reine" en el que la reina, interpretada por Diane Kruger, tiene la intención de consultar  las láminas de moda.
Maria Antonieta presidía extravagantes desfiles, estaba obsesionada con una moda ridícula. Incluyendo esos peinados tipo torre, que llevaban horas y horas de elaboración y en los que metían todo tipo de ornamentos. A muchos les parecía una obscenidad, terminaron representando los problemas de ella, de Versalles y a esa cultura. Todo esto generaba malestar en el pueblo, quienes veían desmedido el gasto que hacía en diseños o peinados, mientras ellos no tenían para comer. Este asunto llevó a los panfleteros a ridiculizarla haciendo dibujos exagerando la situación.

Mientras se culpaba a la reina de todos los derroches y excesos, las francesas la imitaron oculto. no había una sola mujer que no imitara el mismo vestido, la misma capa y las mismas plumas que le habían visto usar a la reina. había una absoluta revolución en el vestido de las damas. las madres y maridos murmuraban, dando lugar a escenas de discusiones domesticas con la queja de que: "esa reina será la ruina de todas las damas francesas".

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