domingo, 11 de octubre de 2015

Cuando Madame Polignac renuncia a su cargo de institutriz, la reina confía su hijo a una nueva aya, madame de Tourzel, redacta, para que le sirva de guía, una descripción psicológica, en la que de pronto se nos muestra deslumbradoramente toda su capacidad, hasta entonces oculta, para juzgar a los hombres y sus instintos espirituales.


«Mi hijo tiene cuatro años y cuatro meses menos dos días -escribe-. No hablo aquí de su estatura ni de su exterior; basta verlo. Su salud ha sido siempre buena; pero ya en la cuna se advirtió que sus nervios eran muy delicados y que el menor ruido extraordinario producía efectos sobre él. Ha sido tardío para sus primeros dientes, pero le nacieron sin enfermedad ni accidente. Sólo en los últimos, y creo que fue en el sexto, tuvo una convulsión. Después ha tenido dos: una en el invierno del 87 al 88 y la otra cuando su vacunación, pero esta última ha sido muy pequeña. 

La delicadeza de sus nervios hace que un ruido al cual no esté acostumbrado le produzca siempre espanto. Tiene miedo, por ejemplo, de los perros porque los ha oído ladrar cerca de él. No le he obligado jamás a verlos, porque creo que a medida que aumente su razón pasarán esos temores. Como todos los niños fuertes y saludables, es muy aturdido, muy ligero y violento en sus cóleras; pero es un buen niño, tierno y hasta cariñoso, cuando su aturdimiento no puede más que él. Tiene un amor propio desmesurado que, guiándolo bien, puede, algún día, redundar en provecho suyo. Mientras no tiene bastante confianza con cualquier persona, sabe dominarse y hasta devorar sus impaciencias y sus cóleras para parecer dulce y amable. Es de una gran fidelidad cuando ha prometido alguna cosa, pero es muy indiscreto, repite fácilmente lo que ha oído decir, y a veces, sin intención de mentir, añade lo que le ha hecho ver su imaginación. Éste es su mayor defecto, del cual es preciso corregirle.

Por lo demás, lo repito, es un buen niño; y con dulzura, al mismo tiempo que con firmeza, sin ser demasiado severo, siempre se hará de él lo que se quiera. Pero la severidad le llena de enojo, porque tiene mucho carácter para su edad. Y para poner un ejemplo: desde su infancia más temprana, la palabra "perdón" le ha ofendido siempre; hará y dirá todo lo que se quiera cuando ha cometido una falta, pero la palabra "perdón" no la pronuncia sino con lágrimas a infinitas penas. Siempre he acostumbrado a mis hijos a tener gran confianza en mí, y, cuando han cometido una falta, a decírmela ellos mismos. Esto procede de que, al reñirlos, adopto un aire más apenado y afligido por lo que han hecho, que enojado. Los he acostumbrado a todos a que un "sí'' o un "no" pronunciado por mí es irrevocable; pero les doy siempre una razón al alcance de su edad para que no puedan creer que es capricho de mi parte. Mi hijo no sabe leer y aprende muy mal; es demasiado aturdido para aplicarse. No tiene en la cabeza ninguna idea de su categoría y deseo mucho que eso continúe; nuestros hijos siempre aprenderán demasiado pronto lo que son. Quiere mucho a su hermana y con todo su corazón. Todas las veces que algo le gusta, ya sea el ir a algún sitio o que le den alguna cosa, su primer movimiento es siempre el de pedir lo mismo para su hermana. Ha nacido alegre: tiene necesidad, para su salud, de estar mucho al aire libre...»

solo una madre desde lo mas profundo de su corazón conoce a un hijo. que hermosa descripción.

domingo, 27 de septiembre de 2015

DESTRUCCIÓN DE LA ESTATUA DE LUIS XVI EN EL MUSEO BURDEOS

Cuando los hombres están muertos, entran en la historia. Cuando las estatuas mueren, desaparecen para siempre de nuestra memoria y nuestro patrimonio. Los archivos del museo burdeos nos presenta la historia de la estatua de Luís XVI.


El 11 de agosto de 1821, el municipio de burdeos, voto para erigir un monumento a la memoria del mártir rey Luís XVI. En 1825, el rey Carlos X adopto el proyecto de una gran estatua de bronce por el reconocido escultor Nicolás Raggi.

Se trató de una gran estatua de 5,83m, que represento a Luís XVI en el día de su coronación, en el marco del gran escudo de ceremonia. La mano derecha sostenía el cetro, la mano izquierda el gran sombrero de terciopelo con plumas blancas y la espada, símbolo de los caballeros de la orden del espíritu santo.

La estatua se mantendría en un pedestal con cuatro caras que se repite en forma de un testamento, las instrucciones dadas por el rey al navegador La Perouse. El 25 de agosto de 1826, día de san Luís a las seis de la tarde, la primera piedra del pedestal fue puesta por la baronesa de Hausez, representante de la delfina Marie theresa. La estatua fue fundida en 1829 por fundiciones Crozatier.

La revolución de 1830 llevo a la caída del rey Carlos X y también para el proyecto. El nuevo rey Luis Felipe entrego la estatua a la fundición Roule en la isla de los cisnes, en el Sena. En 1833 se demolió el pedestal, en 1869 el emperador Napoleón III autorizo el envió de la estatua al museo burdeos.


La estatua llevada en tren llego a burdeos el 30 de julio de 1869. Se colocó provisionalmente en el jardín de la casa consistorial. El 4 de septiembre de 1870, el día de la ciada de Napoleón III, la estatua se ocultó de la vista del público en una cabaña de madera.

El vizconde Charles de Pelleport-Burete, alcalde de burdeos desea levantar la estatua, pero tiene que renunciar el 16 de marzo de 1876 debido al éxito electoral de los republicanos. El proyecto abandonado, la estatua quedara clausurada casi nueve años en los cuarteles del palacio municipal y no fue hasta el 26 de enero de 1877 con una decisión del alcalde Emilio Fourcand ordena la construcción de una sala para ser reservado. El arquitecto Auguste Dejean entonces recibe la misión de establecer los planes del ala sur del Museo de Bellas Artes de Burdeos reservado para el proyecto. En marzo de 1878 la estatua de Luís XVI, finalmente es instalada rápidamente en una habitación trasera del museo.


El 27 de octubre de 1941, el conservador del museo, el señor Lemoine recibe la notificación de que de acuerdo con la ley del 11 de octubre de 1941, la movilización de los metales no ferrosos, la estatua debe ser fundida. El 29 de diciembre de 1941, los trabajadores de dos empresas encargadas de desmantelar la estatua vienen al museo. El corte de la estatua se completó a finales de febrero de 1942 y reporto 12,587kg de bronce.

Es así como por segunda vez podemos decir el rey muere.