domingo, 8 de febrero de 2015

LA MALVADA REINA: CHANTAL THOMAS

Les Libelles sur Marie Antoinette
Marie Antoinette retratada como bruja
El odio hacia ella fue creciendo, al mismo tiempo que su vanidad, la reina baratija de plumas de cerebro, engalanada como sus jardines, se convirtió en la perversa María Antonieta, la reina disoluta de la matriz madre. Sus excesos se reducen a lo infrahumano (era peor que un animal) y la catapulto mucha más allá de la humanidad (que era una bruja, un azote, un vampiro, la reina malvada de los cuentos de hadas). Sus vicios no solo amenazaba la salud de los ciudadanos de Francia y el estado financiero de la nación, sino también en equilibrio del mundo: - a lomos de un monarca humano/ veo a la madre de vice/ sumergida en los placeres de miedo dos veces/ una reina puta, una corte principesca/ un patán como príncipe, una reina prostituta – (la mujer de Austria en el alboroto, 1789).

Frívola, extravagante, libertina, orgiasta, lesbiana, incestuosa, sedienta de sangre, un envenenador, infanticida, María Antonieta puso la mano en todos estos crímenes, a través de su maldad causo la revolución. ella arruino el país, llevo al pueblo a la desesperación, lo llevo a la rebelión: “todo se debe revelar, era de su lujuria que nuestras arcas se vaciaron para sus placeres, ella era la corrupción personificada, infinitamente decadente” (el secreto de la conducta de María Antonieta de Austria, reina de Francia, 1790).

Como si no hubiera sido suficiente esparcir en el pueblo la imagen de una reina extravagante, corrompida la transformación de la corte de Francia en un burdel y al rey en un cornudo todopoderoso… un golpe más de la depravación tenía que añadir: a María Antonieta le gustaban las mujeres. Se agoto de los hombres sin amarlos. En realidad, ella estaba interesada en su propio sexo. La imagen se pone peor: lo que fue un estremecimiento de incorrección se convirtió en un asco, nauseas, una imagen repulsiva de una reina de Francia. María Antonieta antes bienvenida, ahora era vilipendiada lo largo y ancho del país.

Les Libelles sur Marie Antoinette

Lo pero era la cuestión de su relación “sáfica” con los dioses –vosotros que se deleitan experimentando una noche encantadora- las acusaciones sonaron tan felizmente con la noción popular de la reina como viciosamente pervertida e inmoral. El “asunto” con Artois era una cosa, los episodios sexuales con la Lamballe y la Polignac resonaron alegremente con tanto detalle que era poco natural darlo por falso. Además de atacar también su familia austriaca, especialmente su hermano José: “fue el más ambicioso de los soberanos, el hombre más inmoral, hermano de Leopoldo, en definitiva, quien gozo de las primicias de la reina de Francia. Acumulo en él, por decirlo así, la pasión del incesto, los gozos más sucios, el odio a Francia, la aversión a los deberes de esposa y madre, en una palabra, todo lo que rebaja a la humanidad al nivel de las bestias feroces” (la vida privada, libertina y escandalosa de María Antonieta de Austria, 1793).

Otro aspecto de estas denigraciones fue la comparación de la reina: “el monstruo escapo de Alemania”, para otras notoriamente era igual a malas mujeres y lascivas de la historia: era pero que cleopatra, mas orgullosa que Agripina, mas lubrica que mesalina, mas cruel que Catalina de Medicís… este fue el canto misógino vicioso que continuaría con la  muerte de María Antonieta y mas allá de ella.

Nos vamos a Louise Robert, una mujer que tuvo la tarea de acusar a la reina: “pero puede ser que Antonieta, superando todo su gusto, infecto a la corte de Francia con un tipo de libertinaje que nunca antes regia allí, mi pluma…. Me falla, Antonieta! ¿Quién de ahora en adelante en el mundo entero podría ser tan impuro como para oír su nombre sin estremecerse de horror?

-Extractos del libro "la malvada reina: orígenes del mito sobre Maria Antonieta" de Chantal Thomas.

domingo, 1 de febrero de 2015

MARIE ANTOINETTE Y SU PASIÓN POR EL ARPA

“a pesar de los placeres del carnaval soy siempre fiel a mi arpa, y encontró que estoy haciendo progresos”.
María Antonieta (13 enero 1773)


Para el siglo 18 la elite francesa, la música no solo era un placer social, sino también una actividad que equipara una vida de privilegios, refinamiento y riqueza. El interés por la música era “fundamental en el concepto y la práctica de la vida artística del siglo 18”, una parte esencial de los placeres cotidianos de los ricos, la música evoca un estilo de vida de la clase alta que animo las interacciones sociales, esto se ve especialmente en el instrumento musical de la arpa, la cual, debido a su tamaño y sonido delicado, enfatizo tales nociones.

Las funciones principales de la música para los ricos eran para el entretenimiento, el disfrute y la apreciación. Solo la clase alta podía darse el lujo de estudiar música en sí misma, y por lo que fueron por lo general los compradores y empleadores de músicos. Para la clase alta, la presencia del arpa creo situaciones sociales de intercambio o música de lección dio lugar a espacios muy íntimos de placer.


La música en Francia en la ilustración es una historia de mujeres. Entre los que cuentan en la renovación de las artes, el primer lugar pertenece claramente a María Antonieta.

En la música, la estética “Louis XVI” se define principalmente por un amplio espectro estilístico de gran opera trágica “neoclásica” como Gluck y ópera cómica de Gretry y Monsigny; todos protegidos por la reina. Es imposible comparar a María Antonieta con Luis XIV, pues las artes eran objeto de propaganda y poder, una extensión natural de la energía. María Antonieta no veía tan lejos, lo demuestra loas representaciones en la que se produjo en su pequeño teatro privado en Trianon. Sin embargo, su ecléctico gusto y buen juicio casi hizo la técnica de todas las estrategias, sin saberlo revoluciono las artes en Francia.

salón de música de la reina en el trianon
Para María Antonieta, el arpa era la manera perfecta para entretenerse y tal vez mostrase a sus invitados. También permitió una expectativa más íntima de la reina de Francia, a pesar de no utilizar su ajuar completo, María Antonieta llevo un sencillo vestido en la mañana mientras ella elegantemente tomaba lecciones, a pesar de su conjunto casual, ella fue todavía una gran reina.

“la reina ha utilizado un par de horas todos los días a la música –según el informe del embajador Mercy-  sobre todo a tocar el arpa, un instrumento para el cual muestra progreso… tiene casi todas las tardes un concierto que sirvió para mostrar lo aprendido en las lecciones de la mañana. Los progresos realizados por la reina en la música aumentan el saber por este tipo de entretenimiento”.

El arpa era no solo un instrumento musical, sino también un apoyo social, que, si se usa correctamente, podría resaltar el cuerpo a su ventaja. Una manera de controlar los actos de ocio de la sociedad privilegiada. El arpa tenía la capacidad de representar interacciones humanas, el arpa es el foco central de la escena, ya que sus resultados dan intimidad, sensualidad y romance. El arpa demuestra ser un poderoso instrumento de seducción y un estimulante sexual para los jugadores de arpa y espectadores.


Jean-Henry Naderman, un maestro Luthier, hizo una hermosa arpa para María Antonieta y se la dio en versalles para su cumpleaños número 19 en 1774. El instrumento fue pintado a mano, represento a Minerva, la patrona de los artistas. La reina a menudo toco canciones de cuna en esta arpa para calmar a sus hijos, especialmente al pequeño Luis Carlos.

Para los ricos, la musicalidad, eran aspectos positivos asociados con un alto estatus y gusto. La aptitud musical fue visto como un “signo de feminidad refinada, lo que eleva las perspectivas de matrimonios de una mujer joven”. La reina alentó al tribunal para seguir su afición por el instrumento lo que se convirtió en la nueva moda francesa. Las facturas de arpas en época de Luís XVI alcanzo sin precedentes de refinamientos, hermosos terminados, suntuosamente decoradas, farolas, adornos como ramos de flores, querubines, guirnaldas y escenas pintadas.

En 1774 Jean Baptiste Gautier pinto a María Antonieta en su dormitorio en versalles precisamente con su pasatiempo favorito: el arpa. Era una composición encantadora. Llevaba un vestido de gasa gris claro bajo un envoltorio con un toque de la cinta color melocotón en el pecho, una lectora tendió un libro, un cantante toco la música, una doncella extendió una cesta de plumas para poner en el pelo y en la esquina un artista contemplo su paleta. Aquí la reina afirma su feminidad a través del simbolismo del arpa, que se posiciona a si misma para acentuar su figura y manos delicadas.