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Ferdinand Karl, Archduke of Austria-Este, Portrait by August Friedrich Oelenhainz, 1790 |
Mientras el rey y la reina estaban atentos al juicio del cardenal de Rohan en el asunto del collar de diamantes, tuvo lugar en un contexto extraño una visita de la familia real, el hermano de María Antonieta, el archiduque Fernando y su esposa Beatriz D´Este, que, de incógnito como
“el conde y condesa de Nellembourg” llegaron el 11 de mayo y se fueron el 17 de junio.
El archiduque Fernando, nació en Schonbrunn el 1 de junio de 1754, fue el amado hermano de María Antonieta, había crecido juntos, con tan solo un año de diferencia y eran compañeros de clases y juegos. Fernando era guapo y de buenos modales. El gobernador de Milán, Beltrame, impulsado a su vez por Kaunnitz, había convencido a Francesco D´Este para dar en matrimonio a Beatriz, heredera del ducado de Módena y Massa. “no veo en el horizonte ninguna mujer mas digna para mi querido hermano”, escribió José II a su madre.
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Retrato de María Beatriz realizado por Anton von Maron,1772. Óleo sobre lienzo, Palacio de Versalles. |
La boda se celebro en la catedral de Milán el 15 de octubre de 1771. Temporalmente recién casados se instalaron en el palacio del Broletto que María Teresa había construido en previsión de restauración de la residencia oficial en mal estado. La emperatriz entrelazo correspondencia con Beatriz, a través de espías que controlaban al joven Fernando, cuyo comportamiento no era muy ejemplar: el archiduque no era lo que se llama un devoto e indujo a su madre que le regañe a menudo. Mundano incurable y amante del teatro (fue versión masculina del carácter de su hermana María Antonieta). Amante de la justicia, el archiduque pronto fue muy querido en Milán.
Después de dieciséis años que no se veían, Fernando encontró a su hermana muy agitada debido al escándalo del collar y el embarazo de su cuarto hijo. La pareja no se alojo en Versalles. Tuvieron una bienvenida helada. Tanto en la corte como
en la ciudad, todas las miradas estaban puestas en Fernando y su esposa.
Es el marqués de Bombelles quien nos informa en su Diario
del 12 de mayo de 1786: "El Archiduque iba a alojarse en el castillo. Para
su apartamento, se le habían preparado las habitaciones que utilizaba la señora
de Caumont, cuando era institutriz de los hijos del conde d'Artois. Al
enterarse de la noticia de que el Archiduque dormiría todas las noches con su
mujer, se habían visto obligados a sacar una gran cama del trastero; y
esta noticia, pronto difundida por Versalles, se discutía allí según el modo de
ver de cada uno. Pero estos preparativos fueron inútiles. El Archiduque,
sabiendo que le costaría 50.000 libras si se quedaba en el castillo, prefirió
muy sabiamente la casa de Touchet le Baigneur. "
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Fernando y María Beatriz |
María Antonieta trato por todos los medios de evadir a su
hermano. Sabía que esta visita había sido guiada desde Viena por José II,
preocupado por el giro de los acontecimientos en Francia tras el asunto
desastroso del collar y sus propios planes expansionistas. José II habría instruido a su hermano sobre recomendaciones para sondear el estado
psicológico de la reina, en resumen, traer la mayor cantidad de información
posible sobre la vida oficial, política e íntima de la reina de Francia.La
reina insta al embajador Mercy a ver a
sus parientes casi exclusivamente en un entorno oficial y solo por
invitación. No quiere verlos
"desembarcar" en sus apartamentos
privados y además no organiza fiestas en su honor ni en el castillo ni en el
Petit Trianon. Sólo Luis XVI se complacía en ver a su cuñado Fernando.
“El Archiduque y la Archiduquesa de Milán extremadamente complacidos con su encantadora afabilidad. Pero su llegada aún sembró cierta frialdad en medio de la familia real. Prescindieron de las visitas de bondad a los príncipes de la sangre. El señor y la señora han resuelto no estar en las fiestas que les estaban destinadas y han ido a pasar el rato a Luxemburgo. El conde d'Artois, por su parte, ha partido para Cherburg. El Archiduque y el Príncipe de Condé estuvieron juntos el domingo en la cámara del Rey. Su Majestad dijo al primero: ¿Conoces al Príncipe de Condé? El Archiduque respondió que nunca lo había visto. ¡Pues ahí está!, este brusco apóstrofo avergonzó al Archiduque, que se vio obligado a acercarse al Príncipe de Conde. La reina no se priva de mostrar que está aburrida de su hermano y su esposa” -escribió el duque de Dorset a Georgiana de Devonshire el 18 de mayo.
La recepción mas lujosa fue ofrecida por el barón de Breteuil en Saint-Cloud. Los príncipes admiraron durante mucho tiempo su colección, especialmente la mesa ofrecida por María Teresa en la negociación de la paz de Teschen, con incrustaciones de todas las gemas que proporcionaban las montañas de Sajonia y Lusacia. Antes de salir, el archiduque recibió de su hermana un álbum de Claude Louis Chatelet donde ilustra el petit Trianon y sus edificios.
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