miércoles, 27 de diciembre de 2017

FERSEN Y EL ANILLO DE LUIS XVI


En la noche del 21 de junio de 1791, la familia real, con la ayuda del conde Fersen huyo de las Tullerias. Fersen podría conducir hasta Montmedy con la real familia donde encontrarían las tropas del general de Bouillé, pero el rey ordeno al joven sueco desaparecer. Los historiadores se han preguntado porque esta orden, oficialmente el rey no quería que el conde corriera peligro al llevarlos él mismo hasta un lugar seguro, pero es casi seguro que en esta decisión haya jugado muy bien el sentido de la dignidad soberana. Luis XVI no ignoraba el vínculo que existía entre el conde y María Antonieta, y ser protegido por el supuesto amante de su esposa, era demasiado incluso para un tipo flemático como él.


Antes de separarse el rey le dio a Fersen un anillo; elaborado en oro y grabado con la efigie de la diosa Diana, una deuda de honor a la dedicación demostrada hacia la familia real.

Tres años más tarde Fersen confió el enlace precioso al duque de Brunswick, derrotado en Valmy, con la esperanza de que el anillo podría algún día volver a manos del rey legítimo, el pequeño Luis XVII. Por desgracia, las cosas fueron de otra manera como lo conocemos y el duque de Brunswick retuvo el anillo. El duque murió cuatro años después de la trágica muerte de Fersen, pero en su familia el deseo del conde por dar vuelta el anillo al rey legítimo, se mantuvo como una deuda de honor.

El conde Fersen
La familia Brunswick confiando en la buena fe de Naundorff, el relojero de Prusia que decía ser Luis XVII, le fue entregado el anillo.

A pesar de sus esfuerzos, Naundorff murió en 1845 sin ser reconocido. Su esposa y sus hijos presentaron una demanda para el reconocimiento oficial de sus derechos hereditarios en 1850 y confiaron al famoso abogado republicano Jules Favre el precioso anillo.

Grabado que muestra el anillo de Luis XVI.
El 28 de enero de 1871 en Versalles se firmó el armisticio que puso fin a la guerra franco-prusiana, Jules Fevre acepta los términos de la rendición avanzada por Bismarck, pero al no ser capaz de obtener los sellos de Francia utiliza precisamente el anillo dado por Naundorff como un sello. Casi medio siglo después, en la mañana del 28 de junio de 1917, el presidente del consejo francés, George Clemenceau utilizo el anillo como un sello para firmar el tratado de Versalles. La copia de este anillo se encuentra en el ministerio de asuntos exteriores, pero grabada con la imagen de la diosa de la guerra. El anillo original no ha sido encontrado, aunque algunos dicen que fue vendido en una subasta y comprado por una princesa.

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