martes, 1 de septiembre de 2009

MARIE ANTOINETTE Y SU PASION: EL TEATRO!


La pasión de la Reina por el teatro se remonta a su infancia. Una vez Delfina de Francia ella no iba a dejar de ensayar, ahora con sus cuñados, distintas obras en francés. Esta actividad la mantenía bastante en secreto, porque no correspondía por protocolo.

María Antonieta no podía resistirse a la tentación de actuar, y menos cuando por fin logro que el rey le permitiera construir un teatro para ella misma, el cual podía considerar su propio escenario. Para ello, recluto a sus cuñados y amigos mas íntimos formando así La Compañía De Los Lores.

Solicitaron a la condesa de Provenza que formara parte de este grupo, lo que rechazo con altivez.
-pero desde el momento que yo, la reina de Francia, acepte desempeñar algunos, papeles en la comedia, no debía tener escrúpulos de negarse, le dijo María Antonieta.
-si no soy reina, en cambio estoy hecha con la madera que empelan para hacerlas, respondió la condesa.

Pero la real aturdida no comprendió la lección. La reina y sus amigos trabajaban sin descanso. Pasaban todo el tiempo leyendo y aprendiendo nuevas obras en un clima de distención. La magia del escenario le permitía a María Antonieta alejarse de su papel  de reina, que a veces parecía pesar demasiado sobre ella.

“Luego de un mes –escribió el conde Mercy en septiembre de 1780-, todas las ocupaciones de la reina y todas sus atracciones se concentran en el solo objeto de dos pequeños espectáculos representados en el escenario de Trianon. El tiempo necesario se emplea para aprender papeles, ensayos, se une a otros detalles de menor importancia… el rey, asistió con asiduidad a todos estos preparativos, dio pruebas de gusto en este tipo de disipación… el rey en una marca de satisfacción manifestada por los aplausos constantes, sobre todo cuando la reina realiza los ensayos de su papel”.

iniciales de la reina en el techo del teatro en trianon.
El 1 de agosto de 1780 representaron Le Roi et Fermier y la Gageure Imprevue, del señor Sedaine. En la primera obra, María Antonieta represento una pastora enamorada; en la segunda hacia el papel de Gotte, la coqueta doncella que es cómplice de una ociosa marquesa que ha recibido a un encantador caballero en su habitación y lo esconde en el armario cuando su marido regresa inesperadamente.

El conde mercy reconoció a si mismo que este gusto era inofensivo para la reina y no provocaba reproches por parte de la emperatriz: “se han presentado dos operas cómicas, Rose y Colas; Le Devin Du Village (la aldea del adivino). El conde de Artois, el duque de guiche, el conde d`adhemar, la duquesa de Polignac y la duquesa de guiche jugaron en la primera presentación. La reina ejecuto el silencioso papel de Colette en el segundo acto, el conde de Vaudreuil canto el papel del adivino y el conde d`adhemar era Colin. La reina tiene una voz muy bonita y muy precisa y su estilo de juego es noble y lleno de gracia, en total, es un espectáculo de la sociedad. He observado que el rey se hizo cargo con la atención y el placer que manifestó en su rostro. Había otros espectadores como el señor Pierre  Adolf Hall, la condesa de Artois y la señora Elisabeth. Las túnicas y los balcones estaban llenos de gente de servicio bajo el mando sin que hubiera una sola persona de la corte”.

ilustración que muestra los ensayos en el teatro de trianon, probablemente el conde de Vaudreuil, quien era uno de los mejores actores de la sociedad de la reina.
El barón de Grimm escribió sus impresiones en su diario del 20 de octubre de 1780: las actuaciones en estos días en la hermosa sala de Trianon tiene mucho honor… nunca hemos visto, probablemente ver “el rey y el agricultor” o “the unexpected”, con una audiencia mas grande y mejor. La reina jugo por primera vez en el papel de Jenny, en la segunda la de la criada. Todos los demás papeles fueron ocupados por amigos íntimos de sus majestades y la familia real. El conde de Artois desempeño el papel de siervo en la primera parte y la de un guarda de caza en el segundo. El conde de Vaudreuil, el mejor actor de la sociedad parisiense, fue el papel de Richard, la duquesa de guiche (tan bella como su madre la condesa de Polignac) seria la pequeña Betz, la condesa diana de Polignac de la madre y el conde d`adhemar del rey”.

“comenzó, sino me equivoco, por “the unexpected” y  “le devin du villaje”. La reina desempeña en la primera parte el papel de “Gotti” y “Colette” en la segunda. La condesa diana de Polignac “Lady Clainville”, madame Elisabeth “Angelique”, el conde de artois “Etieulettes”, el baron de Besenval “Lafleur”, el conde d`adhemar “Colin” y él realizo  este papel a la perfección, con una voz muy fresca y gran aplomo! (con una pequeña discrepancia del testimonio de madame campan, que relata como la voz del conde d`adhemar estaba temblando)… el rey silbo sin ceremonia, y gritaba “¡abajo con la cábala en la puerta  maliciosa!”, lo que resulto en un ataque de alegría y risas sin fin. Fui una de las primeras mujeres admitidas como espectadora en calidad de esposa de un actor, y yo vi jugar a “el barbero de Sevilla”, “el metromanie”, “rose et colas”, “el rey y el agricultor”… la compañía triunfo en “plaideurs”, la voz de la reina era falsa pero se le notaba muy natural. El conde de Artois, con el estudio, se había convertido en un actor muy bueno, pero por desgracia no sabia su papel. Pero puso un esfuerzo con todo lo que hizo y disfrutamos de los aplausos”. (Memorias de la condesa d`adhemar).


Pero María Antonieta no iba a permitir que cualquiera viera su espectáculo: damas de palacio, ministros, funcionarios, guardias ni príncipes de rango en la corte tuvieron este privilegio. Ya el pequeño duque de Fronsac, primer caballero de supervivencia, se sintió ofendido por haber sido excluido de este placer de la reina. Los aislados comenzaron a quejarse y se extendieron los peores rumores sobre las actividades de la pequeña sala.

EL EMPERADOR JOSE II EN VERSALLES (1777)

El emperador Jose II - por Joseph Hickel, musée de Versailles
Durante el carnaval de 1777, el delirio de placeres de María Antonieta alcanza el punto culminante. además se añade otro peligro: la virginidad de la reina. el conde Mercy comprende en toda su magnitud la catástrofe que constituiría el que la reina de Francia, antes de haberle parido a su esposo un autentico heredero, cayera como presa de cualquier extranjero amante. la reina se rodea de hombres coquetos y apuestos: lauzun, dillon, fersen, esterhazy, todos dispuestos hacer la tarea que no a hecho Luis en varios años. por lo tanto, Mercy envía a Viena carta tras carta, para que el emperador Jose venga, por fin, a versalles a ver lo que allí pasa.

El viaje de Jose II a parís tiene un triple objeto: debe hablar con el rey, su cuñado, de hombre a hombre, sobre la espinosa cuestión de los deberes conyugales, aun no consumados. con su autoridad de hermano mayor, debe reprender a la reina, ansiosa de placeres, y poner ante sus ojos los peligros políticos y humanos de su furia de diversiones. en tercer lugar, debe fortalecer la alianza política entre las dos casas reinantes de Francia y Austria.

El emperador no quiere llamar la atención, llega adornado con el titulo de conde falkenstein y concede inmensa importancia a que nadie descubra este incógnito. se hospeda en el hotel de treville. para el pueblo de parís, que solo conoce a sus reyes envueltos en lujo, produce gran sensación la sencillez de aquel soberano.

el emperador Jose II en imagenes del film (Amadeus 1984)
En palabras de la señora campan:“por fin, la llegada de José II, bajo el título de conde de falkenstein. El emperador fue en un principio admirado por sabios, los agentes informados y artistas de renombre. Hizo menos impresión en la corte, y muy poco en el ámbito privado del rey y la reina.

Sus maneras excéntricas, su franqueza, a menudo degenera en grosería y su simplicidad evidente le llevo a ser considerado un príncipe singular.La reina hablo con él sobre el apartamento que había preparado para él en el castillo, el emperador le contesto que no lo aceptaría.Comió con el rey y la reina, y ceno con toda la familia. El parecía tener un interés en la joven princesa Elisabeth, un matrimonio proyectado entre él y la joven hermana del rey se informo en su momento, pero creo que tiene ningún fundamento en la verdad”.

“La reina, trajo su correspondencia secreta, nadie hablaba alemán, y después de una hora tomo al emperador por el brazo, lo llevo ante el rey y de allí a sus princesas. La presentación a la corte fue muy breve: “yo no apunto a presentar mi hermano, dijo la reina, pero este es mi hermano”. (Memorias del marqués de lescure).
 
El rey Luis XVI recibe al emperador José II en Versalles (1777).
Luis XVI, noble y jovial, acoge a su cuñado con plena confianza. de nada sirvió que Federico el grande le haya encargado a su embajador, el barón de Goltz, que hiciera circular por todo parís que Jose le había dicho al rey de Prusia:" tengo tres cuñados y los tres son una desdicha: el de Versalles es un imbécil, el de Nápoles es un loco, y el de Parma un tonto". sin embargo, ambos cuñados hablan entre si libre y francamente, Jose II ha conquistado al rey por completo, esta de acuerdo en todas las cuestiones políticas y a que se someta a aquella discreta operación.

“el rey – añade el conde Mercy- celebro la llegada del emperador y marco un verdadero deseo de parecerle amable y honesto”.

"el primer momento en que el emperador se reunió con la reina fue muy conmovedor, se abrazaron y se mantuvieron en silencio y lleno de emoción por mucho tiempo. luego se fueron al apartamento privado, donde pasaron casi dos horas a solas, allí, sus corazones se abrieron... la reina era capaz de abrir su mente al emperador y le hablo directamente acerca de los aspectos mas esenciales de su posición". (el conde Mercy, 15 junio 1777)

Mas difícil, como mas cargada de responsabilidad es la posición de Jose ante Maria Antonieta: " como un hermano debo sermoneados por vuestra constante afición al juego y tus amistades como la condesa Polignac, en realidad creéis que es la dama de honor indicada para una reina, las fiestas constantes, casi no dejas tiempo para estar a solas con vuestro marido. haces depones ministros, a los otros los mandas desterrados a sus tierras, creas en la corte nuevos destinos dispendiosos.

¿te has preguntado alguna vez con que derecho te metes en los asuntos de la corte y de la monarquía francesa? ¿que conocimiento has adquirido para atreverte a participar en ellos, para imaginarte que tu opinión pueda ser importante, cuando exige especial y profundo saber? ¿tu , una admirable personilla, que en todo el día no piensa mas que en frivolidades, en sus toilettes y diversiones, que no lee nada, que
no reflexiona, no piensa en las consecuencias de los que dice o hace? sabes que tienes en tus manos el destino de toda una nación, el pueblo francés espera mucho de su reina, no puedes tomar la corona como si fuera un juguete". a este tono agrio de maestro de escuela no esta acostumbrada aquella mimada y adulada reina.


Pero no todo son regaños, le dice lindas cosas sobre su encantador aspecto: le asegura que si tiene que casarse otra vez, su mujer ha de parecerse a ella: mas bien hace un papel de galán.

"En muchos aspectos, el emperador Jose no deroga la dureza natural de su tono. bromas como: "¡no tenéis el pelo hoy muy recogido, podéis guardar un perrito ahí adentro!". se burla del uso de la reina con colorete, tenia la intención de mostrar su total desprecio por la forma de vida de versalles: "¡un poco mas", exclamo con sarcasmo. "vamos se pone debajo de los ojos y la nariz, te puedes ver como una cómica si lo intentas".(Marie Antoinette- the journey, Antonia Fraser 2002).

No necesita esforzarse mucho para conocer a la mala sociedad que rodea a su hermana, ante todo los polignac. la reina comprende cuanta razón tiene en todo sus reproches. José era muy escéptico respecto a la relación de Madame de Polignac y la reina. Vio solo en un punto, la terrible furia de las escenas  contra el soberano y el clan Polignac. El 25 de abril María Antonieta y su hermano fueron a la opera en parís para ver la representación de Ifigenia en Aulide, una de las obras de su compatriota Gluck.

"gracias a la influencia del emperador Jose, en el ultimo mes, la reina a asistido a tres obras de teatro, ha acompañado al rey a la caza... la reina pasa una hora y mas casi todos los días sola en su habitación, donde ella lee. la reina es mas digna y amable que antes, especialmente a las personas de mayor rango y ocupan cargos en la corte". (el conde Mercy, 01 julio 177).

"...el torbellino de disipación que rodea a la reina le impide pensar en otra cosa que ir de placer en placer. todas las personas que la rodean la animan en este frenesí, ¿ como podría yo, solo impedírselo? sin embargo, he hecho algunos progresos, sobre todo acerca de su juego que era terrible". (Jose II a su hermano Leopoldo, 02 mayo 1777)

José II, emperador romano santo, detalle de una pintura de Pompeo Batoni de 1769.
En dos meses, Jose II ha visto toda Francia, sabe mas de este país que el propio rey, y es mas conocedor de los peligros que corre su hermana que ella misma. redacta con suma calma una "instrucción", que resume todas sus observaciones y reflexiones. este es quizás el documento mas ilustrativo que poseemos sobre le carácter de Maria Antonieta durante sus primeros años de reinado.

Antes de su partida Jose escribe a su hermano: "vales mas que yo, pero soy mas charlatán, y en este país es preciso serlo. yo soy sencillo con premeditación y por modestia; pero lo exagero intencionadamente; he provocado aquí un entusiasmo que en realidad me es ya molesto. abandono muy satisfecho este reino y sin resentimiento, pues estoy ya harto de representar mi papel".

Cuando José se disponía a regresar a Viena, dejo para su hermana una carta llena de sanos consejos, exhortándola a ser más prudente (29 de mayo de 1777)“como reina, tiene un empleo luminoso…, hay que cumplir con ese cargo…, ya es tiempo de sobra para que usted reflexione…, la edad avanza y usted ya no tienen la excusa de la infancia…, arránquese la venda que le impide ver dónde está su deber y su verdadera dicha”.

Además Jose deja en manos de María Antonieta "la instrucción" para que la reina lo examine después de su partida. desarrolla solo pregunta tras pregunta, una especie de catecismo, para que inducir a la perezosa de pensamiento a que reflexione, se conozca a si misma y responda en conciencia:

·¿Que ocurrirá, que será de ti si vacilas por mas tiempo? una mujer desgraciada y una reina mas desgraciada todavía. ¿buscaras tu, en realidad, todas las ocasiones de serle grata al rey?. ¿correspondes a los sentimientos que él te manifiesta?. ¿no te muestras fría y distraída cuando él habla contigo?. ¿no parece a veces como si te aburriese o repugnara?. ¿Cómo quieres que en tales circunstancias, que un hombre naturalmente frio se aproxime a ti y te ame realmente?. ¿sabes hacerte necesaria al rey?. ¿le convences que nadie le ama mas sinceramente que tu y cuida mas su gloria y su dicha?. ¿te ocupas de las cosas que él descuida en forma que no parezca que quieres méritos a su costa?. ¿ haces algún sacrificio por él?. ¿guardas impenetrable silencio sobre sus faltas y debilidades?.

Pagina tras pagina examina después el emperador Jose el registro de los desenfrenados placeres de la reina: ¿alguna vez haz reflexionado sobre el mal efecto de tus relaciones sociales y tus amistades?. ¿ haz examinado alguna vez las espantosas consecuencias que los juegos de azar puede traer consigo, por la mala sociedad que reúnen y el tono que reina en ellos?. acuérdate que el rey no juega y de que produce un efecto escandaloso el que seas tu el único miembro de la familia que cultiva este mal uso. piensa también, en todas las cosas enojosas que se relacionan con los bailes de la opera, en todas las aventuras de mal genero que tu misma me has referido como ocurridas en ellos. La manera como concurres a cada baile, pues el que te acompañe tu cuñado no significa nada. ¿Qué sentido tiene el que seas allí desconocida y quieras representar el papel de una mascara ignorada?. ¿Qué buscas tu allí?. ¿ para que mezclarte con ese montón de desenfrenados mozos, de perdidas y extranjeros, oyendo conversaciones dudosas?. eso no es decente. El rey solo toda la noche en Versalles y tu en compañía de toda la canalla de parís!.

Y de repente, en medio de la larga predica, brota una frase profética, que no puede ser leída sin un estremecimiento: "tiemblo ahora por ti, pues no se puede seguir de este modo, la revolución será cruel". la siniestra palabra queda aquí consignada por primera vez. aunque pensada en otro sentido, ha sido pronunciada profeticamente, pero solo al cabo de doce años comprenderá Maria Antonieta el sentido de esta frase.


El emperador se despidió de su hermana el 30 de mayo. Ambos se vieron profundamente afectados. La reina, incluso tuvo un ataque de nervios y paso los días siguientes en trianon, con una pequeña suite, que consistía solamente de madame de lamballe y madame de polignac.

josé II a su hermano Leopoldo, 9 de junio de 1777, después de su visita a Versalles:“Ella es una mujer buena y amable, bastante joven e irreflexiva, pero con una base de bondad y virtud, que es estimable en su position. Sumado a esto, ella tiene una inteligencia y rectitud de la percepción que a menudo me ha sorprendido. Su primer impulso es siempre la correcta, si ella lo siguió, que se refleja un poco más y menos a la gente que su mensaje de que hay ejércitos de todo tipo-ideal sería”.

“Salí de Versalles con dolor, como fue realmente también para mi hermana, me encontré en ella una especie de dulzura en la vida que yo había renunciado … ella es agradable y encantadora, me pasaba horas y horas con ella sin darme cuenta de que pasa el tiempo. Su emoción en la despedida fue genial, con una expresión valiente, que necesitaba toda mi fuerza para alejarme”. (José II a su madre, 29 junio 1777).

"fue de esta manera, gracias a los pedidos del emperador Jose, que luis XVI hizo la ultima parada, la consumación de su matrimonio, después de siete años y tres meses... hasta el momento se puso de manifiesta por el hecho de que tanto el rey y la reina posteriormente escribieron al emperador dándole las gracias y "atribuyeron" la consumación con sus consejos".(Marie Antoinette- the journey, Antonia Fraser 2002).

MARIE ANTOINETTE: Y FINALMENTE QUEDO EMBARAZADA

 
Al fin, fue en 1778 que el evento más esperado por la reina, y por todos aquellos a su alrededor suyo, se hizo realidad: maría Antonieta había quedado embarazada.

La noticia –deseada en Viena- se deja esperar largos meses. El 5 de mayo, el conde Mercy comunica la certeza del hecho; el 4 de agosto, el embarazo es anunciado oficialmente a la corte, después de que la reina, el 31 de julio a las diez y media de la noche, ha sentido los primeros movimientos del niño. “desde entonces –escribe María Antonieta  a su madre- se mueve con frecuencia, lo que me proporciona gran alegría”.

“el servicio de mensajería me trajo el consuelo que yo necesitaba con urgencia… que dios sea alabado y que mi querida Antonieta se consolide en su posición brillante de dar a Francia un heredero! Ninguna precaución es excesiva, me alegro de que ya no recorras parís en la noche… si tan solo pudieras ver la alegría que aquí en Austria se siente acerca de la noticia”. (Marie teresa -02 mayo de 1778).


La posibilidad de un heredero al fin apuntalo la posición de la reina. El método elegido para dar la noticia al público era característico de María Antonieta. A mediados de mayo, la reina le pregunto al rey para enviar 12.000 francos para los deudores en la cárcel de parís, pero no se trataba de ser deudores al zar; debían ser aquellos que languidecen en la cárcel por no pagar a las nodrizas de sus hijos, así como a los pobres de Versalles. “Así que le dio a la caridad y al mismo tiempo notifico a la gente mi estado”, escribió María Antonieta.

Lamentablemente esta exhibición ordenada de compasión no hizo ningún bien a los folletistas satíricos. Se hablaba de la impotencia del rey, se sugirieron varios padres apara él bebe que viene, el más prominente como el duque de Coigny, o más desagradable, como el conde de Artois. Es muy probable que el conde de Provenza y otros cortesanos hayan hecho difundir clandestinamente estas efusiones, o en todo caso los leen y los difunden. En contraste con esto, el propio embarazo prosiguió de forma saludable, y la reina fue capaz, en el rubor de su felicidad, para mantener su indiferencia a estas manifestaciones.

El 16 de mayo de 1778, el Dr. Lassone hizo un examen a la reina y se pronunció satisfecho. Al mismo tiempo, la reina se entrevistó con el futuro comadrón, el hermano del Abad de Vermond. Ella rechazo, tal vez comprensible, ya que él había sido comadrón de la condesa de Artois. Sin embargo, la elección de Vermond fue criticado en el momento ya que se consideró más interesado en sus honorarios que su paciente. Por todos estos preparativos prácticos incluidos la elección de la nodriza, pañales y un apartamento para el nuevo bebe en la planta baja de Versalles para beneficiarse del aire. María Antonieta misma admitió conmovedoramente que hubo “momentos en los que pienso que todo es un sueño”.
 

A finales de mayo, María Antonieta declaro que estaba “increíblemente gorda” y al mes siguiente se jacto en decir que había aumentado más de cuatro centímetros, sobre todo en las caderas. A mediados de agosto fue declarada mucho más grande de lo que era habitual en cinco meses. Ese verano fue intensamente caliente y madame Campan describió como la reina encontró alivio en el aire fresco de la noche, porque ella mantuvo sus paseos diarios como había prometido a su madre que lo haría. Rose Bertin y otros países respondieron a la nueva situación con prendas de seda conocidas como levitas en los colores fríos que la reina amaba: azul claro, turquesa y amarillo suave.

El peluquero Leonard tuvo que hacer frente a la situación cambiante también. El pelo grueso maravilloso que María Antonieta, una vez había disfrutado se estaba convirtiendo en un problema en el pelo. Según informes, en el otoño de 1776 –una época de la depresión sobre su relación con el rey- su cabello se había caído, pero la pulverización y ahora el embarazo, no ayudo. Sin embargo, en general, la salud de la reina permaneció buena durante todo el tiempo de otoño.


El periodo de espera fue interrumpido de forma natural por las comunicaciones de María Teresa, que ya había sido nombrada madrina con mucha antelación, con el rey Carlos III de España como el padrino. Esto significaba que la emperatriz tendría el privilegio de nombrar al niño, también con mucha antelación, ya que los bautizos reales se llevaron a cabo inmediatamente después del nacimiento. Un príncipe Borbón bebe tendría obviamente alguna variación sobre el tema de Louis. Una niña no deseada sin duda se llamaría la versión francesa del nombre de su famosa abuela, ya que la emperatriz exigió a todos sus primogénitos nietos ser nombradas en su honor.

El parlamento envía sus felicitaciones, el arzobispo de parís ordena publicas plegarias por el dichoso curso de la preñez, con inauditos cuidados, se busca ama para el futuro príncipe y se tienen dispuestas cien mil libras para los pobres. El rey estaba muy contento, este hecho hizo que se vieran como la pareja más unida y feliz de la corte.

LA REINA MARIE ANTOINETTE Y SUS FIESTAS

Luis XVI viene a veces a Trianon y contempla como se divierte la gente joven, intenta a veces hacer tímidas represiones cuando se han traspasado con excesiva despreocupación las fronteras de lo convenido, o cuando los gastos crecen hasta el cielo, pero entonces la reina se ríe, y con esa sonrisa esta concluido todo.

pero aquel buen hombre no perturba jamás largo tiempo, no permanece allí mas que una hora o dos, y después se vuelve al trote de sus caballos hacia Versalles, en busca de sus libros o de su taller de cerrajero. una vez, como esta allí sentado demasiado tiempo y la reina esta ya impaciente por trasladarse a parís, adelanta ella misma, secretamente, la hora del reloj, y el rey, sin notar el mas pequeño engaño, se va a la cama a las diez en vez de las once, y toda la elegante canalla se ríe hasta troncharse.

El joven rey no sabe contar anécdotas maliciosas, no sabe reírse. asustado y tímido, se deja estar sentado en medio de una reunión, como si tuviese dolor de vientre y bosteza de sueño mientras los otros solo a medianoche comienzan a estar animados. no va a bailes de mascaras, no apuesta en los juegos de azar, no le hace la corte a ninguna mujer. para este rey aburrido en las reuniones del Trianon, en el imperio de la reina, en aquellas arcadicas praderas de la frivolidad y la petulancia, esta completamente fuera de lugar.

El rey no demostró ningún impedimento en el camino de las inclinaciones de María Antonieta. esta indiferencia respecto a su diversiones había sido seguido por la admiración y el amor, era un esclavo de los deseos de la reina. María Antonieta emprende sus correrías diurnas y nocturnas por todas las provincias de la alegre ociosidad acompañada de su cuñado y su alocada pandilla.


El embajador Mercy dispara a Viena informe tras informe: " su real alteza olvida plenamente su dignidad externa, apenas es posible amonestarla, porque las diferentes diversiones siguen una tras otra con tal rapidez que solo con el mayor trabajo se encuentra algún momento en que hablar con ella de cosas serias".

"...no estamos aquí para divertirnos, sino para ser dignos del cielo. perdona los sermones... pero como me doy cuenta de las consecuencias de tus acciones. deseo salvarte del abismo hacia el que estas en tu carrera. mi amor me obliga a advertir de estos asuntos, a no despedir mis palabras con demasiada precipitación". (Marie Teresa a María Antonieta, 2 junio 1775).

al cabo de unos años el delirio de placeres de Maria Antonieta alcanza el punto máximo. la mundana reina no falta a ninguna carrera de caballos, a ningún baile de la opera, jamás vuelve al hogar antes de los resplandores del alba, hasta las cuatro de la madrugada permanece sentada delante de la mesa de juego, sus perdidas y deudas provocan ya publico enojo.


En vano la exhorta su madre:" si aun fuera en compañía del rey, guardaría silencio, pero siempre sin él!, y siempre con lo peor y mas joven de la gente de parís, siendo la encantadora reina la de mas edad de toda esa tropa... ya no se oye hablar mas que de carreras de caballos, juegos de zar y noches en vela... no puedo evitar que todo el mundo hable de ellos y me lo refiera" (30 noviembre 1776).

Pero todas esas reflexiones no ejercen ninguna influencia sobre la insensata mujer. ¿Por qué no gozar de la vida? no tiene ningún otro sentido sino ese. y responde a las advertencias maternas que le comunica el embajador Mercy: "¿que quiere? tengo miedo de aburrirme". con esa frase ha pronunciado Maria Antonieta la palabra definidora de su tiempo y de su sociedad.


"en verdad me siento miserable a causa de las diferentes historias que circulan sobre mi". María Antonieta su madre (16 diciembre de 1776).

Semanas después, ya tarde por la noche, hacen enganchar las carrozas y, disfrazados con careta, se dirigen al baile de la opera, en la meca, en parís, la ciudad prohibida. a la mañana siguiente, como se presenta como es debido a la primera misa, esta aventura queda desconocida por completo.


María Antonieta permanece siempre en estas escapadas parisienses, dentro del estrecho circulo centelleante de los placeres mundanos. su furia de diversiones y el ruido que la reina hacia cuando retornaba muy tarde la noche, finalmente molestaron al rey, fue entonces cuando Luis XVI empezó a dormir en su propia habitación. creando escándalo en la corte francesa y en su madre, aparatando la posibilidad de consumar el matrimonio y el tan anhelado heredero.

María Antonieta tiene que volver a quejarse a su madre: "al rey no le gusta dormir acompañado... a veces viene a pasar la noche conmigo y no me creo autorizada a atormentarlo para que lo haga con mayor frecuencia".

LA PELIGROSA AFICION AL JUEGO Y LAS APUESTAS


La reina efectivamente era adicta al juego. Organizaba un juego cada noche y podía pasar horas apostando. Su madre Marie teresa le había enseñado a su hija a jugar a las cartas, ya que era sabido que en Francia el juego era común, y no quería que estando allí perdiera toda su fortuna por no saber jugar. No obstante, María Antonieta si llego a endeudarse por las apuestas y era Luis XVI quien terminaba pagándolas.

La mesa de juego era un nivelador notorio del comportamiento de los huéspedes que era con demasiada frecuencia los hermanos del propio del rey; que eran maleducados, arrogantes y de mal genio. El conde de Provenza, en una ocasión tan completamente olvidado el respeto a la reina, asalto a un caballero en su presencia, y el conde de Artois siempre perdió los estribos cuando perdía su dinero.

Para animar el negocio y aumentar la circulación de capitales, la reina consiente recibe gustosa a cualquiera que trae dinero, que se aproxime a su mesa con tapete verde; ganchos y gorrones fluyen allí, y no pasa mucho tiempo sin que circule por la ciudad la vergonzosa noticia de que se hacen trampas en el círculo de la reina. Solo una persona no sabe nada de ello, María Antonieta, porque, deslumbrada por su placer, no quiere aprender otra cosa.

Desde el momento que entra en calor, nadie puede detenerla: días tras día, juega hasta las tres, las cuatro o las cinco de la mañana, y hasta una vez, con escándalo de la corte, en la víspera de todos los santos, esta jugando la noche entera.

Y de nuevo resuena el eco de su madre: “el juego es indudablemente una de las diversiones mas peligrosas, pues atrae malas compañías y las peores conversaciones…”.


·EL FAMOSO FARAON!:Antes de María Antonieta, el juego en la corte real era aun una distracción inocente; algo como el billar o la danza: se jugaba al nada peligroso Lansquenet con apuestas insignificantes.

En 1776, durante el viaje a Fontainebleau, María Antonieta descubre, para si y para los otros el famoso faraón, que conocemos como por Casanova como el campo elegido por todos los trapaceros y estafadores. En la primera noche, la reina casi hasta las cuatro de la mañana y perdió cuarenta libras. En el segundo viaje jugo solo tres horas y solo perdió unas cuantas libras.

Según un informe del conde Mercy: “el rey que nunca sale de su apartamento durante la tarde, no le gustaba las grandes apuestas de juego, sin embargo, no se atrevió a criticar en esta ocasión, porque tenia consideración a todo lo que divertía a la reina” (noviembre de 1776).

El que una orden del rey, expresamente renovada, haya prohibido bajo pena de multa todo juego de azar, es indiferente a estos puntos: la policía no tiene acceso a los salones de la reina. Esta frívola pandilla seguirá jugando y los camareros tienen el encargo, caso de que venga el rey, de dar inmediatamente la señal de alarma.

“los usos de este país, no admite la calidad de la gente que toma el banco faraón. El duque de Fronsac y el marques d`ossun, complacen a la reina participando en estos juegos pero se presentan disputas indecentes que les obliga a retirarse… el conde de Artois se las arrela para mantener el corte de un juego sin limites y crece día a día… esto provoca escándalo y murmullo en el auditorio de la reina” (el conde Mercy, 17 octubre 1777).

Una carta de José II al conde Mercy muestra su desagrado por la conducta de la reina: “yo estoy muy enfadado, la furia del juego tiene tan poco efecto sobre la mente de la reina. Área  su disipación, su necesidad de placer y el de encontrar aquellos que le proporcione el contenido” (02 noviembre de 1777).

“al jugar a las cartas de la reina, todo el mundo era libre de escoger si sentarse o pararse, como resultado no hay apariencia de un tribunal, solo confusión impropia… es increíble y escandaloso como estos juegos se establecieron por la reina, precisamente cuando el tiempo debe ser dedicado a la etiqueta. La única respuesta que he recibido de esta observación era que ella tenia “miedo de aburrirse” (el conde Mercy, 19 noviembre 1777).


En 1778, durante el viaje de la corte a Ghoisy, no sin sorpresa, el rey jugo por primera vez al faraón. Según el conde Mercy: “fue una de las mayores marcas de complacer que podía darle a su esposa real, y no hay temor de que empiece a cultivar este habito. Seria peligroso y dañino, porque esta seria una razón mas para que se abstengan los juegos de azar” (19 noviembre de 1778).

En 1780, una gran parte de los juegos de azar fueron completamente cesados. El conde de Artois, y Luis XVI, tenían gustos sencillos, sobre todo jugando a la lotería. María Antonieta no le gustaba este juego de niños, pero, por respeto al rey, ella jugo cada noche hasta cerca de las once. Su ansiedad le llevo a implorarle al rey jugar solo una vez mas, y este acepto. Pero la reina se las arreglo para que este juego durara tres días más.

LOS BAILES DE MASCARAS


Una de las pasiones de María Antonieta eran las fiestas donde se realizaban bailes de disfraces. Dado que los miembros de la familia real fueron rodeados constantemente por semi-liturgicas ceremonias, en el baile de mascaras, los príncipes y princesas podrían participar en algo vagamente parecido a la interacción humana normal. El uso de una máscara, aunque no siempre en anonimato total, aligeraba el protocolo riguroso de tal forma que los miembros de la realeza podían mezclarse y conversar con otras personas de la sociedad. Los bailes comenzaban a medianoche y se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, manifestándose como el lugar idóneo para el flirteo y el cotilleo al que acudía lo más granado de la sociedad. Este espectáculo estaba considerado por algunos como "la más impresionante y extravagante de las peculiares instituciones de París".


En febrero de 1773, María Antonieta escribe a su madre, sobre su participación en este tipo de bailes: “fuimos con el señor Delfín, el conde y condesa de Provenza, el jueves pasado al baile de la opera en parís, se mantuvo en secreto todo lo mejor posible. Estábamos todos enmascarados… regresamos a la misa antes de ir a la cama. Todo el mundo estaba encantado con el Delfín, su actitud frente a esta salida, ya que se creía que era contrario a ella”.

En enero de 1774, Luis y María Antonieta, una vez más se aventuraron de incognito en parís para el baile de la opera. Esta es la descripción del conde Mercy sobre el evento: “los tres príncipes y princesas llegaron el 30 de enero al baile de mascaras en la opera. Las medidas se habían tomado tan bien que se mantuvo durante mucho tiempo sin ser reconocidos por nadie. El señor Delfín se comporto magníficamente, se mezclo en el baile hablando de manera indiscriminada a todos los que encontraba por el camino, de una manera muy alegre y decorosa; introduciendo el tipo de bromas adecuadas para la ocasión. El público estaba encantado con la conducta por parte del Delfín, quien hizo una gran sensación en parís y no dejo, como siempre sucede n estos casos, atribuir a la señora delfina la forma de mostrarse a si mismo… los príncipes y princesas regresaron una segunda vez para el baile de la opera el domingo 6 de febrero, pero esta vez su presencia no estaba bien escondida y por lo tanto hubo una mayor afluencia de la gente al teatro”.


Pero a pesar de todo Luis augusto no era el tipo de persona de estos bailes, acompañaba a su esposa como una manera de acercarse a ella; era consciente de todos los murmullos y criticas que había sobre las personas de mala reputación que acudía a estos escandalosos bailes.

“madame la delfina tenía un gran deseo de ir al baile de mascaras en el teatro de la opera. Pero, a sabiendas de que al señor Delfín no le gusta este tipo de bailes… le pregunto a la condesa de Provenza hablar con el señor Delfín y decir que quería ir al baile, y no dejar que el joven príncipe supiera que la delfina tenía nada que ver con la solicitud. Madame de Provenza se comprometió a hacer esto, pero más tarde reporto que el señor Delfín no quiso ir…

Varios días después, el señor y la señora delfina estaban teniendo una conversación amable y cariñosa y se planteo la cuestión de los bailes. El señor Delfín le dijo que cuando la señora de Provenza había hablado con el acerca del baile, ella le dijo que lo mantuviera en secreto, pero que la señora delfina le había pedido que se lo solicitara y que ella no disfrutaba de este tipo de diversiones… no comprendía como la delfina solo parecía encontrar el placer en estos entretenimientos frívolos”.



En el año de 1777 la mundana reina no falta a ningún baile de la opera. Así describe el conde Mercy la actitud de la reina en estas fiestas: “ella no puede resistirse a participar a los bailes de palacio real y los enmascarados de la opera. Ella habla con todo el mundo, coquetea con jóvenes, la mayoría un número de extranjeros, sobre todo ingleses distinguidos”.

 Las festividades de 1778 no fue menos brillante que 1777. Según la correspondencia secreta de Lescure: “la reina se fue de incognito al baile de la opera de parís, la amazona era el tema de su máscara; la princesa de Lamballe y ocho señoras de palacio se encontraban de Domino. Con notable andar una máscara muy ágil se le acerco a su majestad y le dijo: ¿Quién eres tu hermosa mascara? –su tema hermosa amazonia!- respondió. Era el conde de Artois que había cambiado su traje; durante este baile más tarde se originaría el famoso duelo de este príncipe con el duque de Borbón”. (Febrero de 1778).

Al año siguiente, Luis XVI decidió visitar con ella el baile del la opera. Así describe madame de campan: “el rey quería ir, con la reina al baile de mascaras… donde un carro los esperaba, con el capitán de la guardia de la zona y una dama de compañía. El rey se divertía poco, hablo solo con dos o tres personas que lo reconocieron, se encontró con un tipo de baile de payasos y arlequines”.

Martes 16 de febrero de 1779: Luis XVI tenía planes de regresar al baile de la opera con la reina, pero luego cambio de opinión, estaba de acuerdo en que su esposa se fuera sola. Seguida por un dama y además se adoptaran todas las medidas para el mayor absoluto secreto.

Desafortunadamente el coche era tan viejo y malo que se rompió en la calle a cierta distancia del teatro. La reina se vio obligada a dejar el coche junto con la princesa de Henin, que la acompañaba. Era imposible encontrar un carpintero tarde la noche para repararlo. La reina paro la primera carroza que pasaba para poder asistir al baile. Al día siguiente este suceso causo un efecto escandaloso en Versalles.
Por su parte Luis XVI se echo a reír debido a lo divertido de la aventura; sin embargo por los corredores circulo el rumor de que la reina le había dado una cita en su casa privada a un señor honrado por sus favores, el duque de Coigny. Todo parís fue informado de la aventura de la cabina. Dicen que todo era un misterio en esta aventura de la noche.



Después de que María Antonieta se convirtió en madre en diciembre de 1778, su participación en estos bailes se vio mitigado en gran medida, prefería no estar demasiado lejos de sus bebes durante la vida nocturna en parís. Es triste que el disfrutar de los bailes de mascaras durante sus años de adolescencia daría lugar a muchos rumores falsos acerca de su estilo de vida.

LOS DIAMANTES DE LA REINA MARIE ANTOINETTE


Una reina necesita mayores diamantes, perlas mucho más gruesas que las de todas las otras damas. Necesita más anillos, sortijas, pulseras y diademas, cordones de piedras finas para los cabellos, más hebillas para el calzado o guarniciones de diamantes para los abanicos pintados por Fragonard, que las que ostentan las mujeres de los hermanos más jóvenes del rey y las otras señoras de la corte. Verdad que tiene ya los ricos diamantes recibidos de Viena, como dote, y toda una arquilla con joyas de familia que Luis XV le regaló cuando la boda. Mas ¿para qué sería reina sino para comprar piedras preciosas siempre nuevas, más bellas y caras? María Antonieta, lo sabe todo el mundo en Versalles -y ha de mostrarse pronto que no es bueno que todo el mundo hable y cuchichee acerca de ello-, está loca por las alhajas. Jamás puede resistir cuando esos joyeros astutos y suaves, esos judíos venidos de Alemania, esos Boehmer y Bassenge, le muestran, en estuches de terciopelo, sus últimas obras de arte: hechiceros pendientes, anillos y broches. Fuera de eso, estas buenas gentes nunca le presentan dificultades para sus compras. Saben honrar a la reina de Francia, cierto que cobrándole doble precio, pero abriéndole crédito, y, en todo caso, admitiéndole como pago antiguos diamantes, aunque a mitad de su valor; sin notar lo que hay de degradante en tales negocios de usurero, María Antonieta contrae deudas por todas partes; claro que en caso de necesidad sabe que contribuirá al pago el ahorrativo esposo.

"... el deseo de la reina por la joyería todavía no esta satisfecho, su majestad acaba de comprar unos brazaletes de diamantes... esta compra se decidió debido a la tentación de sus asociados" (el conde Mercy, 1776).

Mas ahora las advertencias de Viena se hacen ya más duras: «Todas las noticias de París coinciden en que de nuevo has comprado brazaletes por un valor de doscientas cincuenta mil libras. con lo cual has llevado el desorden a tus ingresos y contraído deudas, y hasta se dice que, para contribuir al pago, has vendido por un precio ínfimo tus diamantes... Tales noticias me destrozan el corazón, especialmente si pienso en el porvenir. ¿Cuándo vas a llegar a ser tú misma? -exclama la madre con desesperación-. Una soberana se rebaja adornándose de ese modo, y se rebaja aún más si, precisamente en estos tiempos, se deja arrastrar a gastos tan considerables. Conozco demasiado ese espíritu de prodigalidad que lo posee y no puedo guardar silencio sobre él, porque te quiero por ti misma y no para adularte. Cuida de no perder con tales frivolidades el ascendiente que has ganado al principio de tu reinado. Se sabe por todas partes que el rey es muy modesto; por tanto, todas las culpas caen exclusivamente sobre ti. De tal transformación, de tal ruina, querría no llegar a ser testigo».

Maria Antonieta con su inocencia y frivolidad le contesta a su madre: "... no tengo nada que decir acerca de las pulseras, yo no comprendo porque tratan de preocupar a mi madre con esas pequeñeces"(14 septiembre 1776)

"su majestad esta perdiendo dinero suficiente como para ser limitado en el resto de sus gastos. las deudas contraídas en la compra de diamantes caros no están siendo pagados con regularidad, no hay mas dinero para los regalos de caridad y lo peor de todo es el mal ejemplo".(el conde
Mercy, 15 agosto 1777).

Los diamantes cuestan dinero, las toilettes cuestan dinero, y aunque el bondadoso esposo, en el momento de ascender al trono, ha duplicado el apanage de su mujer, este cofrecillo, ricamente henchido, debe tener un agujero por alguna parte, pues siempre reina en él un espantoso vacío.